miércoles, 27 de junio de 2012

PABLO DE TARSO: LA IGLESIA DE ANTIOQUÍA DE SIRIA

                                                                                                                   Francesc Ramis Darder

    Cuando Esteban murió martirizado, algunos cristianos de Jerusalén huyeron. Llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía de de Siria; por todas las ciudades donde pasaban predicaban el Evangelio a los judío, pues aún no se atrvevían a proclamar la Buena Nueva a los paganos. Sin embargo, cuando algunos cristianos de origen chipriota y cirenense llegaron a Antioquía de Siria, también predicaron la Buena Noticia a los paganos. La Buena Nueva de Jesús caló en el corazón de los paganos antioquenos, pues muchos de ellos se incorporaron a la Iglesia (Hch 11,19-21).

    La noticia llegó a oídos de la Iglesia de Jerusalén, entonces enviaron a Bernabé a Antioquía para inspeccionar la situación de la floreciente Iglesia. Cuando Bernabé pisó Antioquía y vio lo que había realizado la gracia de Dios, se alegró y se puso a exhortar a todos para que se mantuvieran fieles al Señor (Hch 11,22-24).

    Movido por el celo apostólico, Bernabé fue a Tarso en busca de Saulo para que le ayudara en la consolidación de la Iglesia de Antioquía. Tres años después de su conversión, Saulo había visitado Jerusalén, pero tuvo que abandonar la ciudad para regresar a Tarso, pues los judíos habían tramado poner fin a su vida (Hch 9,29-30).

    Bernabé se llevó a Saulo a Antioquía. Ambos apóstoles se dedicaron a la evangelización y a la instrucción de los cristianos. En Antioquía de Siria fue donde se empezó a conocer a los discípulos como “Cristianos” (Hch 11,26).

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