sábado, 26 de mayo de 2018

MUSEO BÍBLICO DEL SEMINARIO DE MALLORCA



                                                                 Francesc Ramis Darder
                                                                 bibliayoriente.blogspot.com




Con los alumnos de la asignatura de Antiguo Oriente, realizamos las clases prácticas en el Museo Bíblico; un museo desconocido por muchos, pero muy interesante. ¿Cuál es su origen? Las últimas décadas del siglo XIX contemplaron acontecimientos espectaculares en el campo de las ciencias naturales. Los estudios de Lyell desencadenaron la revolución por lo que respecta a la geología, mientras la teoría de Darwin estableció la evolución de las especies a partir de la selección natural. Ni la Tierra ni los seres vivos constituían entidades estáticas, sino en evolución. Surgió, entonces, una cuestión: ¿cómo había que encajar el aspecto evolutivo con los datos de la Biblia que, según la interpretación del momento, entendía que el universo y el hombre habían surgido durante los seis días de la creación?

    El interés por entablar el diálogo entre las Ciencias Naturales y la Biblia llevó la iniciativa del obispo Campins a levantar dos museos, situados uno junto al otro, en las salas del Seminario de Mallorca. El Museo de Ciencias Naturales brotó del alma de Mn. Emili Sagristà, profesor de ciencias en el Seminario; también del esfuerzo del eminente naturalista Mn. Ferran Moragues, que legó valiosas colecciones de entomología e histología; y, sin duda, del ingenio de Mn. Miquel Maura, que obtuvo la donación de colecciones de mineralogía y numerosos aparatos científicos. El Museo Bíblico nació del empuje de Mn. Bartomeu Pascual, insigne biblista, y de las peregrinaciones a Tierra Santa, tan destacadas a principios del sigle XX, en las que participaron Maria Antònia Salvà o Mn. Miquel Costa, entre otros estudiosos. Como es obvio, la disposición del Museo de Ciencias y el Museo Bíblico fomentó el diálogo entre la perspectiva científica y el horizonte bíblico. Como sabemos, el diálogo es la clave decisiva para el entendimiento entre las personas y las sociedades; tal vez sea el diálogo una de las notas que más hay que cultivar en nuestra sociedad y en el corazón de cada persona.


viernes, 18 de mayo de 2018

¿QUÉ SIGNIFICA PENTECOSTÉS?



                                                                                   Francesc Ramis Darder
                                                                                   bibliayoriente.blogspot.com




Durante el tiempo de Pascua hemos celebrado solemnemente la presencia de Jesús resucitado entre nosotros. Hoy cincuenta días después del domingo de Pascua, el día de Pentecostés, acaba el tiempo pascual; hoy celebramos la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles en Jerusalén, y sobre todos los cristianos para que podamos dar testimonio de Jesús.

    Como explica el Antiguo Testamento, la fiesta más importante del pueblo judío, nuestros hermanos mayores en la fe, era la Pascua, donde celebraban la ocasión en que el Señor los había liberado de la esclavitud de Egipto. Cincuenta días después de la Pascua, celebraban otra fiesta, conocida como el Pentecostés del Antiguo Testamento, donde conmemoraban la ocasión en que el Señor había entregado los diez mandamientos a su pueblo para que, observándolos con constancia, pudiese dar testimonio de la bondad de Dios. Sin duda, el profeta Jeremías participaba en esta fiesta y participando en ella reflexionó sobre la importancia de los diez mandamientos; constataba que las fuerzas humanas no bastaban para cumplir los diez mandamientos, porque con demasiada frecuencia la fuerza del pecado derrota la buena intención de las personas. Luego preguntó al Señor donde había que encontrar la fuerza para poder observar los mandamientos. Y el Señor le respondió: “Mira, pondré mi ley en su interior, la escribiré en el corazón de cada persona. Después yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.” Más adelante, el Señor completó la respuesta y dijo al profeta Ezequiel: “Os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo en vosotros; pondré mi Espíritu en vosotros y así podréis cumplir mis mandamientos.”

    ¿Quién es el Espíritu Santo? El Espíritu Santo no es una fuerza; los cristianos no creemos en fuerzas ocultas ni en el destino que querría dominar nuestra existencia. El Espíritu Santo tampoco es una energía; los cristianos no creemos en energías extrañas como los adivinos que salen en televisión. Como prefiguraban Jeremías y Ezequiel, el Espíritu Santo es la presencia misma de Dios en el corazón de cada persona. El Espíritu Santo es la presencia misma de Dios que escribe la ley del amor en nuestro corazón. El Espíritu Santo es la misma presencia de Dios en nosotros que quiere cambiar nuestro corazón de piedra, metáfora de nuestro egoísmo, con el corazón de carne, signo de la ternura y misericordia que tiene que caracterizar a los cristianos. Como dice san Pablo en la Carta a los Gálatas, el Espíritu Santo es la presencia de Dios en nosotros que nos hace contemplar a Dios con el rostro del buen padre que nos ama, y no como una divinidad lejana y despótica como creían los paganos. Como dice Jesús en el libro de los Hechos de los Apóstoles, el Espíritu Santo es la presencia de Dios en nosotros que nos llena de valentía para anunciar el Evangelio por todo el mundo. La Sagrada Escritura ha descrito esta presencia divina en el corazón del hombre con metáforas que trasmiten la irrupción de la vida, como son las lenguas de fuego que se posaron sobre los apóstoles en Pentecostés, o el espíritu que planeaba sobre las aguas antes de la creación.

    El evangelio que hemos proclamado pone en boca de Jesús resucitado la manera de experimentar en nuestra vida la actuación del Espíritu Santo. Cuando sembramos la paz a nuestro alrededor, estamos dejando que el Espíritu actúe en nuestra vida. Cuando damos testimonio del Evangelio, como hacía Jesús mostrando las llagas de las manos y el costado, permitimos que el Espíritu se manifieste en nuestra vida. Cuando tenemos la valentía de confesarnos cristianos en un ambiente adverso, dejamos que el Espíritu ponga en nuestros labios palabras de misericordia. Cuando perdonamos de corazón a los hermanos, hacemos posible que el Espíritu teja el mundo con los hilos del amor. En esta Eucaristía abramos el alma al Espíritu y dejemos que nos llene de su amor y de su misericordia.                    

sábado, 12 de mayo de 2018

¿QUÉ SIGNIFICA LA ASCENSIÓN DE JESÚS?



                                                                  Francesc Ramis Darder
                                                                  bibliayoriente.blogspot.com




El libro de los Hechos de los Apóstoles constituye la continuación teológica del evangelio de Lucas; por eso la narración de la ascensión figura al final del evangelio (Lc 24,50-53) y al inicio de los Hechos (Hch 1,9-11). El libro de los Hechos sitúa la Ascensión en el Monte de los Olivos; como hemos reiterado, la montaña constituye el ámbito privilegiado para el encuentro entre Dios y el ser humano (Lc 9,28-36).

    Durante la ascensión, los discípulos vieron cómo Jesús “fue elevado hasta que una nube lo ocultó de su vista” (Hch 1,9). El verbo “elevar” aparece en voz pasiva, “fue elevado”; así el relato subraya que no es Jesús quien se eleva, sino que alguien lo eleva. Entre las líneas de la Escritura, este tipo de verbo en voz pasiva se conoce como “pasivo teológico” y presenta a Dios por sujeto. En el caso de la Ascensión, es el Padre quien eleva a Jesús hacia el cielo y lo lleva a la vida plena con Él, pues la nueva vida de Jesús resucitado estriba en participar plenamente de la vida del cielo, la morada de Dios.

    En las narraciones bíblicas, la nube suele manifestar la presencia divina. Así la nube guío a Israel por el desierto (Ex 13,21), y durante la transfiguración envolvió a Pedro, Santiago y Juan, y de su interior nació la voz del Padre que decía: “Este es mi Hijo elegido, escuchadle” (Lc 9,35). La nube que envuelve a Jesús durante la ascensión  manifiesta la presencia del Padre que le engloba para devolverle el regazo divino.

    Durante la ascensión, los discípulos contemplan los signos que resaltan la nueva vida de Jesús, a saber, la montaña, la nube, el cielo hacia el que Jesús es elevado. Aún así, les falta lo esencial, el “don de Dios” que les revele la hondura de la vida nueva de Jesús. Por eso, al unísono con las mujeres que fueron al sepulcro, “dos hombres con vestidos refulgentes” (Hch 1,10; Lc 24,7) revelan a los Once la nueva vida de Jesús: “este Jesús que ha sido elevado de vuestro lado hacia el cielo” (Hch 1,11). Los signos externos permiten discernir la vida nueva de Jesús en el seno de Dios; pero sólo la revelación divina planta en el corazón humano, abierto a la fe, el calado de la nueva existencia de Jesús resucitado, su intimidad con Dios en el cielo.


3.La nueva vida de Jesús: “ha resucitado” (Lc 24,6) y “ha sido elevado” (Hch 1,11).

El vocabulario humano es insuficiente para explicar la profundidad de la vida nueva del Resucitado, por eso el NT, como acabamos de exponer, se vale de dos tipos de lenguaje, el de “resurrección” y el de “ascensión”. El lenguaje de “resurrección” responde a una concepción temporal de la realidad; es decir existe un “antes” y un “después”: antes Jesús estaba muerto y después ha resucitado. La ventaja del lenguaje de “resurrección” estriba en destacar la identidad de Jesús; o sea, subraya que Jesús resucitado es el mismo que predicaba en Palestina entes de su muerte. Aún así, presenta una dificultad, pues no especifica en qué consiste la nueva vida del resucitado. Ante la dificultad, el NT introduce el lenguaje de la “ascensión” para especificar la novedad de la vida de Jesús resucitado.

    El AT sitúa la presencia de Dios en el cielo y establece la vida humana en la tierra. Cuando el AT desea expresar la vida plena de alguien en las manos de Dios afirma que ha sido elevado al cielo; por eso Elías fue transportado al cielo en un carro de fuego (2Re 2,11-12). Como señala el lenguaje de “ascensión”, Jesús es elevado desde el ámbito humano, representado por la cima de la montaña, hasta el cielo, ámbito de la presencia divina. Cuando el NT afirma que Jesús “acaba de ser elevado de vuestro lado hacia el cielo” (Hch 1,11), indica que la vida nueva de Cristo resucitado consiste en participar de la gloria de Dios; por eso “ante el nombre de Jesús debe doblarse toda rodilla [...] para proclamar que Jesucristo es Señor a gloria de Dios Padre (Flp 2,10-12).

    Los redactores del NT comprendieron la importancia de utilizar conjuntamente los dos tipos de lenguaje: “resurrección” y “ascensión”. La afirmación “Jesús ha resucitado” indica que la persona que anunciaba el evangelio en Palestina es la misma que se aparece resictada a los discípulos (Hch 1,3-8). La locución “Jesús ha sido elevado al cielo” señala que la vida nueva de Jesús resucitado no consiste en otro tipo de vivencia terrenal, sino en la existencia celestial en comunión plena con Dios.

    Cada una de las imágenes, resurrección y ascensión, imprime en los discípulos un signo específico de la vida cristiana. Cuando las mujeres hubieron escuchado la voz de los dos hombres con vestidos refulgentes, “anunciaron esto a los Once y a todos los demás” (Lc 24,9). La experiencia de la resurrección empuja al cristiano a convertirse en misionero del evangelio.

    Sobre el monte de los Olivos, los Once contemplan como Jesús es elevado al cielo, de ese modo perciben la intimidad de Jesús con el Padre, comprenden que el cielo es la meta cristiana y se sienten seguros de que el Resucitado les abre la senda hacia el cielo; por eso los dos hombres con vestidos refulgentes les dicen: “Este Jesús que acaba de ser elevado de vuestro lado hacia el cielo, vendrá como lo habéis visto marcharse” (Hch 1,11). Desde la perspectiva conjunta de la resurrección y la ascensión, expresión plena de la vida nueva del Resucitado, afloran los dos pilares de la vida cristiana: la certeza de que Jesús resucitado acompaña el caminar de nuestra vida, y el compromiso que adquirimos los cristianos para anunciar el evangelio a toda la humanidad.



viernes, 11 de mayo de 2018

MARY OF NAZARET


                                                           Francesc Ramis Darder
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MARÍA DE NAZARET



                                                                   Francesc Ramis Darder
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viernes, 4 de mayo de 2018

OUR LADY OF MERCY



                                                                                Francesc Ramis Darder
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