viernes, 9 de marzo de 2012

¿QUIÉN ES JACOB? JACOB

La historia de Jacob aparece en el libro del Génesis (Gn 25,19-50,21).

    Abrahán y Sara tuvieron un hijo: Isaac. Cuando Isaac tenía cuarenta años se casó con Rebeca con la que tuvo dos hijos: Esaú y Jacob. Según narra la Escritura, los dos hermanos, estando aún en el seno materno, comenzaron a pelearse: el primero en nacer fue Esaú, y el segundo, Jacob; pero Jacob, nació agarrando con fuerza el talón de su hermano Esaú (Gn 25,19-26). La descripción de la lucha de los dos niños en el seno materno, simboliza, en el lenguaje bíblico, los conflictos que surcarían la vida de los dos hermanos.

    El mayor, Esaú, gozaba del derecho de primogenitura; es decir, era el heredero legítimo de todos los bienes familiares. Sin embargo, un día, Esaú llegó a casa famélico y vendió su primogenitura a Jacob, a cambio de un plato de lentejas (Gn 25,27-34). Más tarde, cuando Isaac era mayor decidió entregar los bienes de la familia a Esaú, por ser el hijo mayor; pues Isaac ignoraba que Esaú había vendido la primogenitura a Jacob.

    Rebeca, madre de Esaú y Jacob, disfrazó a Jacob y urdió la intriga para que el hijo menor recibiera la bendición paterna y, con ello, heredara el patrimonio familiar. De ese modo, Jacob recibió la bendición que correspondía a Esaú, y se hizo con todos los bienes de la familia (Gn 27).

    Esaú, indignado, quiso matar a Jacob; y Jacob, para salvar la vida tuvo que huir a casa de su tío Labán. De camino hacia casa de Labán, Jacob pernoctó en Betel. Allí tuvo un sueño: vio un escalera por la que subían y bajaban ángeles (Gn 28). El sueño de Jacob indica, en el lenguaje del AT, que, a pesar del pecado de Jacob, la usurpación de la primogenitura de Esaú, el Señor no abandonó al patriarca, sino que continuó acompañándolo.

    Llegado a casa de Labán se casó con sus dos hijas: Lía y Raquel. Y siguiendo las costumbres antiguas también se unió a las criadas de sus esposas: Zilpá y Balá. Con esas cuatro mujeres tuvo doce hijos y una hija. Cada uno de los hijos es el ancestro de cada una de las tribus de Israel (Gn 29-30).

    Cuenta la Escritura que Jacob se cansó de trabajar como pastor para su tío Labán, quien le había explotado y engañado sobremanera, y decidió abandonarlo. Cuando se fue de casa de Labán, utilizando un procedimiento ingenioso pero fraudulento, Jacob se llevó gran parte de los rebaños de su tío, en restitución de la opresión que había sifrido por parte de Labán (Gn 31).

      Jacob emprendió el regreso hacia Palestina, pero, durante la noche, después de atravesar el río Yarboc, se quedó solo. Junto  a los vados del Yarboc, luchó toda la noche con un ángel. El ángel le hirió en el muslo y, acto seguido le cambió el nombre. Le dijo “en lugar de llamarte Jacob, te llamarás Israel” (Gn 32). El combate con el ángel tiene un significado profundo; es el modo que tiene el AT para explicar cómo Jacob pidió perdón al Señor por todos sus pecados; y como signo de su conversión, el Señor cambió el nombre al patriarca.

     Antes de llegar a casa, Jacob se reconcilió con su hermano Esaú, y para obtener el perdón, colmó a su hermano de riquezas (Gn 33).

    Uno de los hijos de Jacob, José, fue vendido por sus hermanos y se estableció en Egipto, donde llegó a ser primer ministro. Más tarde, el hambre azotó Palestina y, después de muchas peripecias, Jacob y sus hijos fueron a vivir a Egipto, acogidos por José.

     Jacob vivió en Egipto, y ordenó a su hijos que cuando hubiera muerto le enterraran en Palestina (Gn 35-50).

   
    La vida de Jacob refleja una contradicción. Por un lado fue el hombre que supo encontrarse con Dios; y por otro su vida estuvo teñida por la trampa: usurpó la primogenitura de Esaú, y se apropió de los rebaños de Labán. Sin embargo fue capaz de pedir perdón al hermano que había ofendido; y, no puede negarse, que trabajo mucho a favor de su tío Labán.

     Las contradicciones de la vida de Jacob se reflejan en el significado de su nombre.  El nombre del patriarca adquiere un significado doble. Por una parte, la palabra “Jacob” significa, seguramente, “Dios siempre protege”, y, ciertamente el patriarca gozó de la protección divina durante toda su vida. Por otra parte, el término Jacob oculta una raíz hebrea que significa “el tramposo”; evidentemente algunos pasajes de la vida de Jacob le presentan como un tramposo.

     La vida de Jacob es el reflejo de toda vida humana, una mezcla de pecado y gracia; pero lo grandeza de Jacob estriba en su capacidad de pedir perdón al hermano que había ofendido. 

                                                                     Francesc Ramis Darder

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