Todo comenzó en marzo de 2003 cundo se publicó en los Estados Unidos “The Davinci Code”, novela fantástica escrita por Dan Brown. Antes de que el libro fuera publicado en inglés, la editorial Umbriel compró los derechos de edición en lengua castellana. La editorial Umbriel, dedicada, sobre todo, a la publicación de libros de medicina alternativa y manuales de autoayuda, imprimió 150.000 ejemplares para la primera edición castellana del Código da Vinci que llegó a las librerías en octubre de 2003.
La difusión del Código da Vinci ha sido enorme. La novela ha sido traducida a más de cuarenta idiomas, y cabe suponer que el impacto de la película también será colosal. Sólo en lengua inglesa han aparecido ocho libros para rebatir las falsedades históricas contenidas en el Código. En castellano se han editado nueve obras que también refutan los errores que figuran en la trama literaria de la novela de Dan Brown.
Debemos recordar que el Código da Vinci no es un libro de historia. Ni siquiera puede adscribirse a lo que la crítica literaria denomina novela histórica. El Código da Vinci es una novela que podemos encuadrar en género de la literatura fantástica. Sus características argumentales conforman una novela dotada de la agilidad del lenguaje cinematográfico.
El lector medio, conocedor de la historia occidental y del contenido del Nuevo Testamento, descubre que la trama de la novela carece de fundamento histórico. El género fantástico de la novela posibilita que su autor altere el contenido de algunos documentos antiguos y de ciertos sucesos históricos.
Desde la libertad que ofrece la literatura fantástica, Dan Brown puede citar como hechos históricos acontecimientos del todo falsos. El autor afirma expresamente en la primera página del libro: “Todas las descripciones de obras de arte, arquitectura, documentos y rituales secretos que aparecen en esta novela son absolutamente precisos”. La lectura de la novela certifica, ante la perspicacia del lector, la falsedad de ésta afirmación; pues la novela sostiene, por ejemplo, que Mitterrant inundó París de documentos egipcios, o que La Gioconda y la Venus de las Rocas se hallan expuestas en la misma sala del museo del Louvre. Desde la perspectiva de la novela fantástica, el autor afirma que el Priorato de Sión es “una sociedad europea fundada en 1099”, cuando en realidad el Priorato de Sión fue fundado en Francia, en el siglo XIX, por un grupo conservador, enfrentado con el gobierno progresista de entonces.
Las claves literarias que han catapultado al estrellato el Código da Vinci son diversas; quizá la más significativa sea la referencia a los “saberes ocultos” a los que la novela alude constantemente. Hace 25 años la enseña del saber no se buscaba en lo “oculto” sino, sobre todo, en lo racional, científico, y sistemático.
Algunos fenómenos mediáticos como la edición del Código da Vinci, o los reportajes sobre el denominado Evangelio de Judas contienen un aspecto positivo, pues posibilitan que el tema religioso penetre, de alguna manera, en el debate social. La irrupción de la cuestión religiosa en la escena social debería suscitar en los cristianos un mayor interés por el conocimiento de su propia fe; en especial debería alentar el deseo de comprender mejor la Sagrada Escritura y en la decisión de ahondar en el conocimiento del Evangelio.
Francesc Ramis Darder.
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