lunes, 17 de agosto de 2015

¿QUÉ DICE EL LIBRO DEL ECLESIÁSTICO?

                         Francesc Ramis Darder

El Antiguo Testamento dispone de un libro especialmente interesante para vivir la existencia cotidiana desde la perspectiva de Dios. El libro aparece en la Biblia bajo tres nombres: Eclesiástico, Sirácida o Ben Sirá. Quizás el nombre más emblemático sea el de Eclesiástico, debido al gran uso que hacía la Iglesia Antigua de las provechosas enseñanzas de la obra.

Si ojeamos sus páginas, aunque sea de corrido, apreciaremos cómo abarca todos los ámbitos de nuestra vida: Habla del autocontrol y la sinceridad, insiste en la práctica de la humildad, previene contra el orgullo, protege contra la crítica, enfatiza la relación familiar, instruye sobre los viajes, asesora sobre los sueños ... y así un largo etc. Pero lo que caracteriza el libro es la tenacidad de su insistencia para que vivamos nuestra existencia según los criterios de Dios: la justicia, la ternura, la bondad y la misericordia.

Nuestras librerías tienden a llenarse de libros de autoayuda, y eso es bueno; pero como cristianos no podemos olvidar que uno de los mejores libros de autoayuda está en la Biblia: el libro del Eclesiástico. Igualmente, los anuncios por palabras que aparecen cada día en la prensa nos remiten a magos, videntes y tarotistas que pretenden aconsejarnos y diseñar nuestro futuro. Sin embargo es el libro del Eclesiástico quien mejor nos instruye acerca de la elección de un buen consejero: “Acude a menudo a una persona fiel, de quien sepas que guarda los mandamientos, que comparte tus anhelos, y que, si tropiezas en la vida, compartirá contigo tus penares ...” (Eclo 37,12).





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