Francesc Ramis Darder
J. Bestard
Comas, ¡No pierdas la esperanza! 365 reflexiones cristianas, una
para cada día del año, ed. PPC, Madrid 2014, pp. 302.
Además de
los numerosos cargos de responsabilidad en la Diócesis de Mallorca y
de su trabajo prolongado en la Conferencia Episcopal Española, Mn.
Joan Bestard Comas es doctor en teología, canónigo de la Catedral
de Mallorca y profesor ordinario del CETEM y del ISUCIR. Su último
libro consiste en una colección de reflexiones publicadas por el
autor en el diario Ultima Hora, en la columna “Punto Ético”,
y en un conjunto de reflexiones radiadas en Radio Nacional de España,
en el programa “Alborada”. El libro no constituye una obra
aislada, es un volumen que se enmarca en una línea reflexiva que,
desde hace años, ha adoptado el autor para rellenar nuestra sociedad
de valores humanos y cristianos; en su línea de comentarios cabe
también destacar, entre muchas otras, dos obras de parecido estilo:
Reflexiones desde la COPE y Elogio de lo ético.
El libro
abre sus páginas con el “Prólogo” nacido de la pluma de Mons.
Javier Salinas, obispo de Mallorca. A continuación, aparece la
“Introducción”, obra del mismo autor, que delinea el
planteamiento global del escrito. Seguidamente, aparece el conjunto
de las reflexiones, estructuradas en tres secciones. Primera:
Reflexiones de cariz humano, filosófico, psicológico y pedagógico
(169 reflexiones). Segunda: Reflexiones de aspecto ético, social,
económico y político (113 reflexiones). Tercera: Reflexiones de
tipo teológico y religioso (83 reflexiones). Finalmente, aparece “el
índice de materias”, “el índice onomástico” y “el índice
general”; la precisión de los tres índices manifiesta el interés
del autor por conferir al libro un carácter práctico, en el sentido
de querer posibilitar que el lector pueda aplicar al entramado de su
existencia el contenido de las reflexiones.
De la
lectura atenta del libro, se desprenden, a nuestro parecer, cuatro
líneas de matiz teológico y humanista que vertebran el contenido de
la obra. Primera: el autor enfatiza el valor de la esperanza; en una
sociedad tan herida por la crisis y el derrotismo, la esperanza
emerge como el valor prioritario para rehacer el corazón del hombre
y la estructura de la sociedad. Segunda: las reflexiones no
constituyen meditaciones sobre cuestiones etéreas; son reflexiones
que inciden sobre los acontecimientos de la vida cotidiana, de esta
manera posibilitan que el lector pueda relacionar los sucesos que
tejen su existencia con el contenido de las reflexiones.
Tercera:
desde la perspectiva bíblica, el libro infunde en el lector lo que
la Escritura llama “la capacidad de pensar”. Como sabemos, la
Biblia no interpreta la “capacidad de pensar” como si fuese la
simple acumulación de títulos académicos. La Escritura interpreta
que el hombre que “sabe pensar” es aquel que vive como un profeta
y se comporta como un sabio. Vivir como un profeta implica, entre
otras acepciones, recorrer la existencia sembrando el anhelo de
vivir; es decir, sembrando positividad y esperanza en cada sendero de
la existencia. Actuar como un sabio, remarca la Biblia, supone
convertirse en responsable de la propia vida y sentirse responsable e
implicado en el desarrollo de la sociedad.
Cuarta:
desde el horizonte de la Biblia, el contenido de las reflexiones
siembra en el corazón del lector “la capacidad de amar”. Como
remarca la Escritura, la decisión de amar no se reduce a un
sentimiento romántico, sino que afecta a la actitud de fondo que
cada persona adopta para conformar su vida de manera plena, sensata y
profunda. Señala la Biblia que amar a los demás implica cuatro
actitudes que deben darse conjuntamente: el deseo de “conocer” el
alma del otro; el esfuerzo por cuidar los detalles que conforman las
relaciones humanas; la disposición de “respeto y comprensión”
hacia la forma de ser del prójimo; y la decisión de convertirse en
“responsables” del desarrollo humano y cristiano de los que viven
a nuestro alrededor. Sin duda, las 365 reflexiones ayudan al lector a
cultivar la capacidad de amar y la capacidad de pensar para poder
recorrer de manera profunda el curso de la existencia humana.
Sin duda,
la decisión de dividir el libro en 365 reflexiones, una para cada
día del año, confiere al libro un aspecto pedagógico relevante, ya
que permite al lector dosificar la lectura para adaptarla al talante
de su vida y aplicarla a las múltiples situaciones que conforman la
existencia de cada persona en la complejidad de las situaciones que
ofrece la historia.
A manera de
síntesis, querría insistir en la profundidad y utilidad del libro;
recuerda el valor de la esperanza; enmarca el contenido de la
reflexión entre los acontecimientos de la vida cotidiana; pero sobre
todo, y como señala la Escritura, enseña a pensar y a amar, los
grandes valores del ser humano y las cumbres de la vida cristiana.