martes, 13 de enero de 2015

EL TEXTO HEBREO DEL LIBRO DE ISAÍAS Y LAS TRADUCCIONES ANTIGUAS


                                                                                        Francesc Ramis Darder


 El texto hebreo del libro de Isaías figura en la Biblia Hebraica Stuttgartensia (BHS) que reproduce el “Códice de Leningrado”, texto editado por D. W. Thomas (1968). El proyecto denominado “Hebrew University Bible Project” ha publicado el texto isainao, editado por M. H. Goshen-Gottstein (1995), basado en el “Códice de Alepo”.

    Las dificultades presentadas por el texto hebreo de Isaías (TM) han podido abordarse con mayor solidez desde los descubrimientos de Qumrán (1948). Junto a los Salmos y el Deuteronomio, el texto isaiano es el mejor representado entre los textos de la biblioteca esenia. El rollo completo de Isaías hallado en la primera cueva (1QIsª) contiene 54 columnas y tiene 7,34 m de longitud; fue copiado, quizá, por dos escribas, entre los años 150-120 a.C. El segundo rollo descubierto (1QIsb) se halla en un estado de conservación precario. Fue copiado durante el período Herodiano, y conserva unos cuarenta y seis capítulos completos y algunos otros de manera fragmentaria: El texto que nos ha llegado comienza en Is 7,22. Han aparecido, además, dieciocho manuscritos hallados en otras cuevas de Qumrán; son especialmente importantes los hallazgos de la Cueva 4 (4QIsa; 4QIsb). Igualmente, los arqueólogos han descubierto el fragmento de una copia en el Wadi Mubarat. Los dieciocho fragmentos y el manuscrito de Wadi Mubarat han sido datados en el arco temporal que abarca desde la primera mitad del siglo I a.C., hasta la segunda mitad del siglo I d.C.

    Entre las versiones antiguas la más importante es la Septuaginta; fechada, generalmente, en torno a la mitad del siglo II a.C. La versión griega procede con libertad respecto del TM; contiene numerosas paráfrasis, y añade interpretaciones de contenido teológico. Es el resultado de la adaptación del texto bíblico a las necesidades teológicas y culturales de los judíos de Alejandría. Por ejemplo, las alusiones a la creación, presentes en Is 40-55, según la opinión de algunos comentaristas, se hallan en la línea del pensamiento Helenístico, y específicamente estoico, al utilizar el verbo deiknimi para traducir la voz hebrea bara “crear”. Desde esta perspectiva, la traducción griega refleja las constantes relecturas y adaptaciones del texto bíblico a las nuevas situaciones que debían afrontar los judíos de la diáspora en tierras empapadas por la cultura helenística.

    El Tárgum del Pseudo-Jonatan  (132-135 a.C.) enfatiza el contenido mesiánico del texto isaiano. El Tárgum muestra un texto próximo el TM. La Peshitta, la traducción del texto a la lengua siríaca, realiza algunas adiciones textuales en virtud de las necesidades teológicas de las comunidades a las que se dirige, los cristianos de lengua siria (Is 7,14; 9,5; 25,6-8). La Vetus Latina constituye la interpretación latina del texto de la LXX. Jerónimo utilizó la Vetus Latina en la traducción llamada Vulgata, pero interpretó algunos pasajes en sentido mesiánico. A modo de ejemplo, suele citarse la traducción del término hebreo almah mediante la voz latina virgo; dicha traducción alude expresamente a la naturaleza virginal de María: ecce virgo concepiet et pariet filium (Is 7,14).

    La primera traducción a la lengua árabe fue realizada por el filósofo y exegeta Saadia Gaón (882-942), quien llevó a cabo una versión libre y popular del texto. Otras traducciones griegas, Aquila, Simmaco, Teodosion, junto a las traducciones etiópicas y armenias han tenido menos importancia en el estudio de la obra de Isaías. Sin embargo, como toda versión antigua, constituyen un buen testimonio de la historia del texto, y permiten perfilar el significado de los términos y los conceptos presentes en el Texto Masorético (TM).

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