domingo, 9 de septiembre de 2012

BABILONIA, METÁFORA DEL ÍDOLO CAÍDO

                                                                                                   Francesc Ramis Darder


El libro de Isaías se refiere a Babilonia, ampliamente, en cuatro ocasiones (Is 13,1-14,23; 21,1-10; 39; 47). Esas grandes referencias no describen geográficamente el imperio ni pretender delinear sus avatares históricos, sino que contemplan la ciudad desde la perspectiva teológica, como el prototipo de ídolo por excelencia. La idolatría de Babilonia, expuesta de manera destacada en el oráculo contra la ciudad y su rey (Is 13,1-22; 14,3-23) y en el anuncio de su caída (Is 21,1-10; 47), se contrapone a la soberanía divina de Yahvé sobre la historia.



1. Introducción.

    El libro de Isaías concentra las alusiones a Babilonia en cuatro momentos:[1] en el oráculo contra Babilonia y la sátira contra su rey (Is 13,1-14,22)[2] que principia el conjunto de amonestaciones proféticas contra las naciones (Is 13-23); en la descripción de la caída de Babilonia propiciada por el ataque de los medos (Is 21,1-19) situado, también, en el seno de los oráculos contra las naciones; aparece de nuevo Babilonia en la narración de la visita de los emisarios de Merodac Baladan, a Ezequías, rey de Jerusalén (Is 39,1-8); y, finalmente se describe, otra vez, la caída de Babilonia y la inutilidad de sus sortilegios (Is 47).[3]

    De esas cuatro referencias amplias, dos de ellas, la sátira contra el rey de Babilonia en Is 14,3-20, y el anuncio de la caída de Babilonia en Is 47, muestran, de manera clara, la razón teológica de la destrucción de la Ciudad.

    La sátira contra el rey forma parte del primer oráculo contra Babilonia (Is 13,1-14,22). El monarca babilónico, antaño opresor de los pueblo (Is 14,12b), ha caído ahora en desgracia (Is 14,15). La sátira sitúa entre la descripción del poder destructor del rey (Is 14,12b) y su brusca caída (Is 14,15), el motivo de su fracaso (Is 14,13-14). La desgracia del monarca y su imperio no nace de su debilidad militar, sino de su intención idolátrica, pues dice: “me igualaré a Elyón (!wyl[l hmda)[4] (Is 14,14). La razón teológica de la caída del rey estriba en su pretensión de compararse con Dios.

    El segundo texto que muestra la razón teológica de la destrucción de Babilonia es  Is 47. Afirma que el Señor se valió de Babilonia para castigar a su pueblo (Is 47,6a). Pero el texto muestra como Dios censura la dureza desaforada con que actuó Babilonia (Is 47,6b). Seguidamente, el texto da la razón por la qué Babilonia actuó con tanta dureza contra el pueblo de Dios: actuó por que se creyó investida de tributos divinos; y, precisamente por habarse atribuido la potestad divina será aniquilada por Dios.

     A lo largo de Is 47, Babilonia se atribuye la potestad divina mediante dos afirmaciones: “Por siempre seré soberana (d[ trbg hyha  ~lw[l yrmatw) (Is 47,7), y “Yo y sólo yo (dw[ yspaw yna) (Is 47,8). Además, tras la usurpación babilónica de la condición divina, el Señor presagia su destrucción (Is 47,9-11), pero en el seno de la condena divina aparece, de nuevo, una de las razones teológicas del desastre babilónico: “Piensas en tu interior: Yo y sólo yo (dw[ yspaw yna) (Is 47,10b).

       Tanto en la sátira contra el rey (Is 14,3-20) como en la descripción de la caída de Babilonia (Is 47), la destrucción de la ciudad se atribuye a tres aspectos razones teológicas.

      - Babilonia ha pretendido compararse con Dios (!wyl[l hmda) (Is 14,14).
      - Babilonia se ha reconocido señora del tiempo (d[ trbg hyha  ~lw[l yrmatw)
         (Is 47,7). 
      - Babilonia ha usurpado la unicidad divina propia de Yahvé
         (dw[ yspaw yna) (Is 47,8.10).
       

        Estudiaremos, ahora, cada uno de los títulos divinos que se atribuye Babilonia y que la llevan a la destrucción; observando cómo esos títulos se contraponen a la única autoridad divina de Yahvé.


2. “Me igualaré a Elyón (!wyl[l hmda)” (Is 14,14).

    El texto isaiano constata la debacle del rey babilónico (Is 14,12) para afirmar después la razón teológica de su caída: “Tú, pensabas en tu interior ... seré igual que Elyón” (Is 14,14). La locución contiene el sustantivo !wyl[ y el verbo hmd.

    El sustantivo !wyl[ en el sentido del apelativo divino “Altísimo”[5], y la forma hitphael de la raíz hmd constituyen un hapax en el libro de Isaías. Las formas Qal (Is 46,3) y Piel (Is 40,18.25; 46,3.5) sitúan la raíz hmd en contextos de lucha contra los ídolos; donde el Señor pregunta a los idolatras con qué o con quién van a compararle. La pregunta divina constituye una cuestión retórica, pues el texto supone de antemano la incomparabilidad de Dios con cualquier realidad creada.

      La relación de la raíz hmd con el medio idolátrico aparece confirmada por el sustantivo twmd “imagen” de Is 40,18; donde el Señor exige a los idólatras la presentación de alguna imagen que pueda comparársele.[6]


     Síntesis. La utilización de la raíz hmd, propia de la confrontación con el medio idolátrico, hace que la locución “me igualaré a Elyón” (Is 14,14) revele la pretensión idolátrica del monarca babilónico al querer igualarse al Dios Altísimo; y, dicha pretensión propicia la destrucción del rey y su imperio.


3. Yahvé: Señor del Tiempo, ~lw[, (Is 40,12-31)

     La sección comprendida en Is 40,12-31 presenta el señorío de Yahvé sobre el Cosmos destacando, por ese motivo, la intervención divina en los acontecimientos históricos.[7] En definitiva Is 40,12-31 muestra a Yahvé como señor de la historia y, por eso, lo presenta como señor del tiempo (~lw[). Para apreciar el señorío de Yahvé sobre el tiempo analizaremos el significado del término ~lw[. Comenzaremos precisando la relación entre las voces ~lw[ y arb en Isaías (a); seguidamente nos detendremos un instante para calibrar el valor de las locución ~lw[ la en el Génesis (b); y, finalmente, observaremos el sentido de ~lw[ en Is 40-55 (c).

    a. Relación entre las voces ~lw[ y arb en Isaías.

        A diferencia de arb que sólo aparece en hebreo, el sustantivo ~lw[ figura en todas las ramas del semítico noroccidental, y significa: «el tiempo más remoto» tanto respecto del pasado como del futuro,[8] o de ambos a la vez. No contiene ~lw[ la noción de eternidad, entendida como atemporalidad filosófica, propia de la filosofía griega posterior.[9] La raíz arb es la terminología específica del AT para indicar el señorío de Dios sobre el Cosmos. Por tanto, arb no indica sólo la construcción cosmológica del Universo, sino que describe, sobre todo, la intervención de Dios en los avatares del Mundo, y de forma privilegiada en el destino de Israel. El sustantivo ~lw[ carece de la especificidad de arb, pero también evidencia la intervención divina en los proyectos humanos. El término ~lw[ adjetiva la actuación de Dios manifestada a través de la voz arb, situando, de ese modo, la actuación divina en el seno de las coordenadas humanas, como podremos apreciar al describir el, más adelante, uso de ~lw[ Is 40-55.

    b. ¿Qué significado presenta el término ~lw[ cuando se aplica específicamente a la divinidad?

         Seguramente la locución que expresa mejor el señorío de Yahvé sobre el tiempo aparece en el Génesis: ~lw[ la «Dios para siempre»[10] (Gn 21,33). La expresión no indica una eternidad que excede la dimensión temporal, en el sentido de que Dios fuera alguien ajeno al Cosmos y no pudiera intervenir en los acontecimientos; sino que muestra una extensión temporal inconmensurablemente larga para la percepción humana, tanto si se proyecta hacia el futuro como hacia el pasado. De ese modo refiere ~lw[ el dominio de Yahvé sobre cualquier acontecimiento acaecido en el tiempo.[11]

    c. Sentido de ~lw[ en Is 40-55.

       El Segundo Isaías utiliza el vocablo ~lw[ referido a Yahvé en 16 ocasiones[12] y le confiere un triple matiz de significado.


  «El tiempo más remoto transcurrido desde el presente hacia el pasado lejano».

        La voz ~lw[ describe la salvación que Dios concedió a Israel en el pasado, y la actuación divina en el presente, según afirman tres textos: Yahvé ha estado callado mucho tiempo (~lw[) pero ahora va a hablar (Is 42,14); Yahvé recuerda los sucesos de antaño (Is 46,9) (~lw[m); e Israel pide a Dios que repita las gestas antiguas (~lw[) (Is 51,9).[13]


  «El tiempo transcurrido desde el presente hacia el futuro más lejano».

        Los textos en que aparece ~lw[ reconocen la certeza de la actuación de Yahvé y aseguran que las promesas de Dios se cumplirán. Los textos que aducimos a continuación corroboran esta afirmación: Yahvé ha liberado a Israel con salvación eterna (~ymlw[) que durará hasta el confín del tiempo (d[ ymlw[-d[) (Is 45,17); el mundo pasará, pero la salvación durará para siempre (~lw[l), y la justicia de Dios no tendrá fin (hyht ~lw[l) (Is 51,6.8); alegría eterna (~lw[) coronará, desde ahora, a los liberados (Is 51,11); Yahvé se apiadará de su pueblo con misericordia eterna (~lw[ dsxb) (Is 54,8), y pactará con Israel un pacto para siempre (~lw[ tyrb) (Is 55,3); la nueva vegetación, metáfora de Israel trasformado, será signo permanente (~lw[ twal) de la gesta de Yahvé (Is 55,13).[14]


3º. Aplicación específica de ~lw[ en Is 40,28; 47,7.

    El Segundo Isaías utiliza ~lw[ para definir dos sujetos contrapuestos: Por una parte Yahvé (Is 40,28) y por otra Babilonia (Is 47,7).

    a. La figura de Yahvé aparece en Is 40,28 de la manera siguiente: «Dios-para-siempre es Yahvé (hwhy ~lw[ yhla), creador (arb) de los extremos de la tierra» (Is 40,28).

     Desde el paralelismo entre ~lw[ y arb, expuesto anteriormente, se infiere que la locución  «Dios-para-siempre es Yahvé» (hwhy ~lw[ yhla), única en DtIs, no implica una concepción abstracta de tiempo ni una referencia a la eternidad metafísica. Expresa el señorío de Dios sobre el tiempo; es decir, la capacidad divina de actuar en la Historia. El señorío de Yahvé sobre el tiempo permitirá afirmar la única divinidad de Yahvé, incompatible con el poder idolátrico. La expresión hwhy ~lw[ yhla de Is 40,28 es paralela a ~lw[ la hwhy de Gn 21,33; aunque existan diferencias sintácticas,[15] ambas locuciones confirman que la percepción humana de la divinidad acontece desde la lectura creyente de la Historia.

     b. La personalidad de Babilonia aparece bajo la afirmación: «Para siempre seré Señora (d[ trbg hyha ~lw[l)» (Is 47,7).[16]

     La voz profética, en nombre de Yahvé, condena el proceder de Babilonia.[17] El error de la ciudad consiste en abrogarse la prerrogativa de Yahvé de ser «señor del tiempo» (Is 40,28), y afirmarse ella como «señora para siempre» (Is 47,7). El error de Babilonia consiste en querer intervenir en la historia con la misma autoridad que Yahvé caracterizada, en el caso de Babilonia, por la utilización de la palabra ~lw[. Babilonia, al usurpar un atributo de Yahvé, ~lw[, ha intervenido en la historia infligiendo a Israel un enorme castigo (Is 47,6). Recibirá como réplica la venganza de Yahvé (Is 47,8-9), y no la librará del oprobio el poder de sus encantadores (Is 47,11-15). La destrucción de Babilonia no es una consecuencia directa del castigo que propició a Israel; sino que se debe a que la ciudad usurpó el privilegio de Yahvé como señor del tiempo (~lw[).[18]


    Síntesis. DtIs no confiere a ~lw[ un significado nuevo, pero sí valor teológico original. La voz ~lw[, de forma pareja a arb, indica la capacidad de Dios para intervenir en la Historia, situando la intervención divina en el seno de las coordenadas temporales humanas.[19] La referencia a Yahvé como señor del tiempo (~lw[) (Is 40,28) completa la noción de creación (arb) (Is 40,26.28). Yahvé es señor de todos los acontecimientos que acaecen en la Historia. La destrucción de Babilonia se debe a la pretensión de la ciudad de atribuirse el título caracterizado por la voz ~lw[ que pertenece, únicamente, a Dios.


4. Yahvé es el único Dios (awh yna) (Is 43,8-15).

    La sección Is 42,14-44,23 concreta el señorío divino sobre el Cosmos en la Liberación de Israel, pues Yahvé es el redentor (lag) de Israel. La finalidad de la redención (lag) estriba en que Israel liberado, manifieste la gloria (Is 43,7) y la alabanza de Yahvé (Is 43,21). En la obra de Isaías, Yahvé ejerce su goelato sobre Israel en tres momentos[20]; pero en uno de ellos, concretamente en Is 43,8-15, revela a Israel su divinidad mostrándole su intervención en la Historia[21], y utiliza, además, su poder sobre el Cosmos para aniquilar a Babilonia. Veámoslo.

a. Yahvé revela su exclusiva divinidad actuando en la historia (Is 43,8-13).

    Dios convoca al pueblo ciego y sordo (Is 43,8) ante las naciones (Is 43,9a).[22]    Yahvé, a pesar de la desidia del pueblo, ha elegido (rxb)[23] a Israel para que sea testigo (d[) y siervo (db[) de su actuación en la Historia (Is 43,10a.12b). La eficacia de la actuación divina reposa en las dos veces en que Dios afirma su identidad: “Yo soy Dios la-yna” (Is 43,12), y “Yo soy awh yna” (Is 43,13).[24] La proposición “Yo soy awh yna[25] (Is 43,10b.13a) anuncia que Israel, habiendo conocido la actuación divina en la Historia,[26] está en disposición de afirmar que sólo Yahvé es Dios la-yna [27] (Is 43,12b).

    La perícopa Is 43,8-13 explícita la exclusividad divina de Yahvé mediante dos argumentos. Por una parte sostiene que antes de Yahvé no ha sido formado (rcy) dios (la) alguno, ni lo habrá (hyhy al)[28] después (Is 43,10b). Por otra parte afirma que Yahvé es el único capaz de salvar “Yo, yo soy Yahvé, y a parte de mi no hay otro que salve,  [yvwm yd[lbm !yaw hwhy ykna ykna” (Is 43,11; cf. 10a.12a.12c.13a).[29] Israel percibe la unicidad divina en qué Yahvé es el único capaz de salvar. En contraposición a la actuación de Dios aparecen los ídolos incapaces de actuar porque son vacío (wht), nada (!ya) y nulidad ([pa) (Is 42,21-29; 43,9) .[30] En oposición a los ídolos, conocemos que Yahvé “es” «Yo soy» (awhy yna) (Is 43,10.12) porque es capaz de actuar (Is 43,13).

  
b. Yahvé refuta la falsedad de Babilonia (Is 43,14-15).

    Los versos Is 43,10b.12b.13a especifican la identidad de Yahvé:[31] bajo el aspecto de “Yo soy awhy yna” y “Yo soy dios la-yna”; mientras Is 43,14b detalla la acción de Dios contra Babilonia, destacando cómo la fuerza utilizada por Yahvé para crear a Israel (Is 43,1-7; cf. 43,14a.15), se utiliza contra Babilonia (Is 43,14b). La acción divina en favor de Israel (~kn[ml) y contra Babilonia (hlbb) se percibe en el libro de Isaías desde una doble perspectiva.

    1º. Babilonia es el lugar donde Israel padeció el exilio. La acción de Yahvé contra Babilonia, indica, en el conjunto de la obra de Isaías, que los acontecimientos primeros se han cumplido (Is 41,22-28), y así prueba la divinidad de Yahvé contra la pretensión de los ídolos incapaces de anunciar los acontecimientos futuros (Is 43,9).[32]

    2º. Babilonia deviene el prototipo idolátrico por excelencia cuando se llama a sí misma “yo y nadie más que yo; dw[ yspaw yna” (Is 47,8.10); pues usurpa atributos de Yahvé: “Yo soy Dios y no hay otro, Elohim y no hay otro como yo; ynwmk spaw ~yhla dw[ !yaw la ykna” (Is 46,9).[33]


    Síntesis. Yahvé se revela mostrando su capacidad de intervenir en la historia. Yahvé ha redimido a Israel, es el único redentor (lag) de su pueblo porque es el único Dios (Is 43,10-12).  La misma fuerza redentora que ha utilizado Yahvé en favor de su pueblo, la emplea ahora para aniquilar a Babilonia (Is 43,14b), pues la gran potencia se había atribuido la potestad de actuar como Yahvé, y por haberse atribuido esa potestad, propia de Dios, es destruida..


Conclusión final.

    El libro de Isaías describe la destrucción de Babilonia en tres ocasiones específicas (Is 14,14; 47,7; 47,8.10). El texto puntualiza que la aniquilación de Babilonia se debe a motivos teológicos. Los textos no tienen como primer objetivo describir los avatares históricos que precipitaron la destrucción de Babilonia; ni atribuyen la debacle del imperio a la excesiva dureza con que fustigó a Israel. Babilonia es aniquilada por Yahvé por haber intentado usurpar tres atributos propios del Dios único: Babilonia pretendió equipararse a Yahvé (Is 14,14); quiso adueñarse del señorío sobre la historia propio de Dios (Is 47,7); y quiso atribuirse la unicidad divina que sólo pertenece a Yahvé (Is 47,8.10). Babilonia al pretender atribuirse cualidades que sólo pertenecen a Yahvé se ha convertido en un ídolo que atemoriza a los otros pueblos; y por esa pretensión idolátrica el mismo Dios la destruye.


[1]. Referencias expresas a Babilonia en Isaías: Is 13,1.19; 14,22; 21,9; 39,3.6; 43,14; 47,1; 48,14.20. Rey de Babilonia: Is 14,14; 39,1.7. Bibliografía reciente de referencia: A. Laato, Abaout Zion I will not be silent; the Book of Isaiah as an ideological unity (Stockolm 1998). K. Baltzer, Deutero-Isaiah (Mineapolis 1999).  J. Blenkinsopp, Isaiah 1-39 (New York 2000). 
[2]. El texto puede dividirse en tres perícopas concatenadas. 1ª Destrucción de Babilonia (Is 13,1-22); 2ª Alusión a la vuelta del destierro (texto redactado en prosa) (Is 14,1-2). 3ª Sátira contra el rey de Babilonia (Is 14,3-23). 
[3]. Referencias a la inutilidad de los ídolos y sus hechicerías: Is 41,2.5.25; 43,5; 43,14; 44,28; 45,1-7.13; 46,1-13; 47,1-15; 48,14-16.20; 52,4-5; 52,11-12. 
[4].  hmd: Is 1,9; 10,7; 14,14.24; 40,18; 40,25; 46,5; 46,5. !wyl[: Is 7,3; 14,14; 36,2.
[5]. Con el significado de “arriba” referido al canal de la abarca: Is 7,3; 36,2.
[6]. twmd con el sentido de “imagen de” aparece también en el oráculo contra Babilonia: Is 13,4.
[7]. En contraposición a la acción de Yahvé, la perícopa Is 40,19-20 actúa de contraluz al señorío de Dios descrito por 40,12-31 en triple perspectiva. 1ª Frente a Yahvé creador y señor del tiempo los ídolos son creados y efímeros. 2ª En contraposición al poder de Yahvé, la ídolos carecen de autoridad, y su prestancia depende de la habilidad del orfebre, de la calidad de los materiales y de la riqueza de los devotos. 3ª Ante el dinamismo de Yahvé; los ídolos, sujetos con clavos, son entidades pasivas.
[8]. Suele aparecer con la preposición l en frases verbales y nominales que expresan la perennidad e inmutabilidad de una situación: Gn 3,22; Ex 3,15; 32,13; Jr 33,11; Sal 100,5; 106,1; 107,1; 118,1-4.29; 136,1-26; Esd 3,11; 1Cr 16,34.41; 2Cr 5,13; 7,3.6; 20,21.
[9]. La situación de eternidad como atemporalidad filosófica, considerada propia del pensamiento griego antiguo debe ponerse en discusión; no parece que el pensamiento griego antiguo refiriera la eternidad como atemporalidad, tal como la definió la filosofía posterior. Discusión del concepto de eternidad entre los griegos: W. Jaeger, Paideia (Paris 1988). Descripción del concepto de eternidad en el pensamiento filosófico antiguo: P. Zellini,  Breve Historia  del Infinito (Madrid 1991).
[10]. Entendemos ~lw[ la como «El/Dios para siempre» y no como el «Dios Olam». Análisis filológico y procedencia de ~lwl la: T. N. D. Mettinger,  Buscando a Dios (Madrid 1994) 80.
[11]. Mediante Gn 21,33 algunos autores infieren un culto preisraelita transferido por Israel a Yahvé. Estudio amplio y muy documentado sobre el origen del Yahvismo; J. C. de Moor, The Rise of Yahwism. The roots of israelite monotheism, Leuven 1997.
[12]. También se vale de arb 16 veces.
[13]. La constatación de la actuación de Dios en la historia de Israel, será el argumento con que el DtIs argüirá la divinidad de Yahvé y negará el poder de los ídolos, incapaces de cualquier actuación (Is 41,21-29).
[14]. De ese modo la actuación de Dios comenzada en el pasado que se mantiene en el presente y se proyecta hacia el futuro, devendrá un argumento para probar la divinidad de Yahvé contra los idólatras incapaces de predecir el futuro (Is 41,21-29).
[15]. En Gn 21,33 ~lw[ la hwhy; hwhy es el sujeto de la proposición nominal, y ~lw[ la el predicado. En Is 40,28 hwhy ~lw[ yhla; ~lw[ yhla es sujeto de la proposición nominal, y hwhy el predicado.
[16]. Es interesante observar la siguiente propuesta de estructura y la metodología utilizada para establecerla: M. C. A. Korpel & J. C. de Moor, The Structure of Classical Hebrew Poetry: Isaiah 40-66 (Leiden 1998) 333-361.
[17]. Bibliografía abundante sobre la confrontación entre la divinidad de Yahvé y Babilonia: Ch. A. Franke, “Reversals of fortune in the Ancient Near East: a study of the babylon oracles in the book of Isaiah” en  R. F. Melugin & M. A. Sweeney, New Visions of Isaiah (JSOT 214; Sheffield 1996) 104-123.
[18]. La influencia del uso de ~lw[ a lo largo del Segundo Isaías aparece de nuevo en 56-66 y en 1-39 donde ~lw[ se atribuye a Dios y a los bienes religiosos, designando el carácter definitivo de la salvación o ruina futuras: Is 35,10; 60,15.19.20.21; 61,7.8. Otras relecturas Dt 32,40; 33,27; Jr 10,10; Lam 5,19. Para las relecturas de ~lw[ ver: J. Vermeylen, Du Prophète Isaïe à L’Apocalyptique. Isaïe, I-XXXV, miroir d’un demi-millenaire d’experience religieuse en Israël. Tome I-II (Paris 1977) pp. 439-446.451-517.
[19]. El lenguaje de los Salmos recuerda la concepción de Is 40-55: Sal 90,2; 92,8; 102,12. Ensalzan a Yahvé que gobierna eternamente: Sal 9,6.8; 10,16; 29,10; 66,7; 93,2; 145,13; 146,10. Utilizan ~lw[ refiriéndose al hombre piadoso cuya firmeza es eterna: Sal 15,5; 30,7; 31,2; 37,18.27; 41,13; 55,23; 61,5.8; 71,1; 73,26; 112,6.6; 121,8; 139,24; ver:. B. Grosse, Structuration des grands ensembles bibliques et intertextualité a l’epoque perse  (New York 1997).
[20]. Is 43,1-7; 43,8-15; 43,16-21. 
[21]. El dominio de Yahvé sobre la Historia materializado en la redención de Israel figura en 42,14-44,23, y específicamente cuando Yahvé convoca a las naciones (~ywg) (43,9), recuerda que anunció (dgn) (43,9.12) las cosas primeras (twnvar) (43,9) que se cumplen (43,14-15), manda olvidar las cosas antiguas (twnwvar) y atender a las nuevas (vdx) que brotan (xmc) (43,18-19); se revela primero (!wvar) y último (!wrxa) (44,6) e incomparable (ynwmk-ym) (44,6); conmina a los ídolos a anunciar (dgn) el futuro (hnabt twyta) (44,7), es quien desde siempre se manifestó (dgn)  y reveló ([mv) a su pueblo (44,8). 
[22]. Los sustantivos rw[ «ciego» (Is 42,18.19.19; 43,8) y vrx «sordo» (Is 42,18.19; 43,8) describen la cerrazón de Israel ante la doble actuación divina que propicia la ascensión de Ciro (Is 41,1-5) y la liberación de Israel (Is 43,1-7).
[23]. rxb refleja en DtIs dos situaciones. 1ª Elección de Israel por parte de Yahvé: 41,8.9; 43,10; 44,1.2; 48,10; 49,7. 2ª Elección de los ídolos y la abominación de elegirlos: 40,19; 41,24.
[24]. El sustantivo ~wy significa día, ~wym puede significar antes de la luz del día. Gn 1,1-2,3 aparece entretejido por arb: Gn 1,1.21.27.27.27; 2,3. El Génesis narra como Dios hace la luz (rwa) (Gn 1,3) a la que llama día (~wy) (1,5). El primer día comienza  la creación (arb) que se prolongará hasta el día sexto. Antes del día (~wym) Yahvé ya existía (hwh yna) (43,13): Yahvé está por encima de cualquier realidad. Los ídolos, en contraposición a Yahvé, son realidades materiales formadas por hombres en el seno de la sociedad: 40,19-20; 41,6-7; 44,9-20.
[25]. Misma proposición con reduplicación de yna: 43,25; 51,12.
[26]. Israel debe ser testigo, ante las naciones, de los dos aspectos de la actuación de Yahvé en la Historia. 1º Yahvé ha sido el único capaz de anunciar (dgn) las cosas primeras (twnvar): 43,9b.12a. 2º Yahvé es el salvador ([vy) de Israel en 43,12a; la salvación de Israel es su redención (lag), manifestada en la nueva creación (arb) del pueblo (43,1-7).
[27]. La unicidad divina de Yahvé aparece expresamente en 40,18.25; 43,10.11.13.25; 44,6.7.8; 45,5.6.14.18.21.22; 46,5.9; 51,12.
[28]. Quizá contenga hyhy al una alusión al nombre hwhy (Ex 3,14); eso enriquecería la confrontación con la,  dios supremo cananeo.
[29]. Sólo Yahvé ha anunciado el futuro y ha salvado a Israel (43,9.12a). La capacidad de Yahvé para anunciar el futuro quedó zanjada en 41,1-5; 42,21-29. La salvación de Israel ([vy) se concretará en la creación realizada por Yahvé (43,1-7) y en la vida nueva le conferirá (43,16-21). Israel manifestará la gloria (dwbk) y la alabanza (hlht) de Dios, como expresión de la salvación que Yahvé le ha concedido. La capacidad salvadora de Yahvé radica en que sólo El es Dios y, por eso, fuera de El nadie puede salvar (43,11). [vy en 43,3 muestra a Israel salvado por Yahvé.
[30]. Los dioses son impotentes para cualquier actuación (42,21-29) pues son vacío (wht) (41,29; 44,9), nada (!ya) (41,24; 43,11.12; 44,6.8; 45,5.5.6.14.18.21.22; 46,9; 47,17), nulidad ([pa) (41,24.29; 45,6.14; 46,9).
[31]. La definición de Dios en 43,14a.15 recuerda 6,3.5: «El rey, el Santo, el Señor de los ejércitos», pero en 43,8-21 aparece el título de rey con una novedad: la realeza se manifiesta en que Yahvé crea (arb) y redime (lag) a su pueblo.
[32]. En 40,12-44,23 el personaje que Yahvé envía contra Babilonia es Ciro. Yahvé, señor de la Historia, suscita veladamente a Ciro (41,1-5) que actúa como mediador de la tarea de Dios (41,2c-3); Yahvé le ha suscitado porque dirige todos los acontecimientos (41,4).
[33]. Locuciones semejantes: Is 42,8; 43,10.11; 44,6; 45,14.19.21.22. Además de aparecer una confrontación entre Yahvé y Babilonia se da también una oposición entre Babilonia y Jerusalén, que depasa las pretensiones de este trabajo; consultar a este respecto: M. E. Biddle, “Lady Zion’s Egos: Isaiah 47,1-15 and 57,6-13 as structural counterspart” R. F. Melugin & M. A. Sweeney, New Visions of Isaiah (Sheffield 1996) 124-139.

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