sábado, 20 de enero de 2018

¿QUIÉN INVENTÓ LA ESCRITURA?



                                                  Francesc Ramis Darder
                                                  bibliayoriente.blogspot.com



A mediados del sexto milenio a.C., el Próximo Oriente disponía de un sistema contable constituido por “bolas de fango” (bullae), y “fichas” (tolkens), estas últimas representaban “cosas” o “cifras”. Expongamos el funcionamiento con un ejemplo. Un comerciante vende a un particular tres bueyes. Concluida la venta, expide una factura al comprador. ¿Cómo era la factura? El vendedor modelaba una “bola de fango” (bullae). Después, introducía en su interior una “ficha” (tolken) que representaba al buey, y a continuación añadía otras tres “fichas” de formas geométricas, una por cada buey vendido; finalmente, sellaba la “bola” para garantizar que nadie pudiera alterar el contenido. La factura indicaba la venta de tres bueyes. Cuando alguien deseaba “leer” la factura, rompía la “bola” para extraer la “ficha” que representaba al buey y las que señalaban el número de animales. Sin duda, la necesidad de romper la “bola” para poder conocer la factura era un método engorroso. La dificultad determinó que los “escribas” decidieran imprimir también en el exterior de la “bola” la imagen de las “fichas”, tanto del buey como de las cifras, insertadas dentro; así, quien quería conocer la factura no tenía necesidad de quebrar la “bola”, bastaba con “leer” la impresión exterior. No obstante, el método daba lugar a dos facturas a la vez: la primera, en el exterior de la “bola”, constituida por la impresión de las “fichas” del buey y las cifras, la segunda, en el interior, conformada por las “fichas” alusivas al buey y las cifras. Como no había necesidad de tener dos facturas, los “escribas” dejaron de introducir las “fichas” en el interior de la “bola” para conservar solo sus impresiones exteriores; la información era suficiente para conocer la venta. Aun así, la forma esférica de la “bola” era poco práctica para imprimir símbolos sobre la superficie, por eso los escribas sustituyeron la forma esférica por la rectangular para imprimir la información en la superficie; habían nacido las primeras tablillas de fango.


   La tablilla rectangular dio mucho juego en la evolución de la escritura. Las tablillas descubiertas en Uruk, niveles IV-II, y en Jemdet Nars (3300-2900 a.C.) contienen la primera escritura logo-gráfica de Oriente que, según los eruditos, expresa la lengua sumeria. Los signos de la escritura logo-gráfica representan sobre la tablilla cosas o ideas. Ahora bien, los escribas sumerios, a partir de la etapa de Uruk IV, no se limitaron a representar sobre tablillas rectangulares imágenes de cosas o ideas, supieron conjuntarlas para obtener un significado nuevo. Veamos un ejemplo. El concepto de “mujer” (GU) se representa mediante la imagen estilizada del pubis femenino; la noción de “montaña” (KUR), trasparece en el bosquejo de una cordillera; la reunión de ambos, el signo del pubis colocado encima del de la montaña, alude a la “esclava” (GÉME), pues las esclavas eran reclutadas entre las mujeres de las montañas. A pesar del avance cultural, la escritura logo-gráfica presentaba dos problemas. Acontecía, en primer lugar, que cada cosa o idea demandaba un símbolo para ser representada. A modo de ejemplo, la estilización de la cabeza representaba al ser humano, y la oveja aparecía tras la imagen del círculo con una cruz inscrita. La escritura logo-gráfica, llamada también “proto-cuneiforme”, llegó a requerir ochocientos signos; era, pues, poco práctica. En segundo lugar, las tablillas logo-gráficas no permitían establecer los tiempos verbales, ni conceptos abstractos; su lectura dependían, en buena medida, del sentido común del lector. Apelando de nuevo al ejemplo, existe una tablilla con seis signos que representan el templo, la oveja, dos veces la unidad, la divinidad, y la diosa Inana  (ca. 3000 a.C.; Uruk III); el sentido común entiende “dos ovejas para el templo de la diosa Inana”, pero también podría leerse “dos templos de la diosa Inana para la oveja”, entre otras posibilidades. Las dificultades mencionadas impulsaron a los escribas sumerios a transformar la escritura logo-gráfica en logo-fonética; es decir, en lugar de manejar símbolos  de cosas e ideas, utilizaron signos que representaban el sonido de las sílabas de cada palabra.


    Al principio, la escritura logo-fonética tenía un gran parecido con la logo-gráfica; pero con el tiempo, fue estilizándose hasta adoptar la “cuña” y el “gancho (Winkelhaken)” como elementos básicos. La escritura conformada por “cuñas y ganchos” se denomina “cuneiforme”. Los escribas tomaban una tablilla cuadrangular y un punzón; mientras el fango era blando iban inscribiendo, de arriba bajo, mediante cuñas y ganchos; cuando el escriba había llenado el verso de la tablilla, la volvía y escribía en el anverso. Seguramente por razones prácticas, los escribas dejaron de escribir de arriba abajo para hacerlo de izquierda a derecha; el testimonio más antiguo de la nueva orientación de la escritura es una inscripción del siglo XIV a.C. Valiéndose de “cuñas” y “ganchos”, la escritura cuneiforme había conformado, a mediados del tercer milenio, unos seiscientos signos, logogramas y fonogramas (tablillas de Abu Salabikh, ca. 2500 a.C.).



    Los signos más antiguos son los logogramas; gracias a la combinación de cuñas y ganchos, representan una o varias palabras. Los fonogramas recogen el sonido de las sílabas: consonante-vocal (ca), vocal-consonante (ac), consonante-vocal-consonante (cat). Cada logograma o fonograma, presenta varias posibilidades de lectura; por eso los escribas sumerios crearon, mediante cuñas y ganchos, los determinativos, signos dispuestos junto al logograma o al fonograma que, sin que tengan que leerse, indican la forma en que debe entender el logograma o fonograma contiguo. A modo de ejemplo; un mismo signo sumerio puede leerse “gar” que significa “poner”, o “inda” que alude al “pan”. Si los escribas deseaban indicar el verbo “poner” añadían, mediante signos cuneiformes, el determinativo “ar”, así el lector pronunciaba “gar (poner)”; si no aparecía el determinativo, el lector entendía “inda (pan)”. Con intención de perfilar el lenguaje, los escribas idearon los “marcadores semánticos”. Veamos un ejemplo; el término “Inana” es nombre femenino, pero si a su lado se inscribe, mediante una combinación de cuñas, el marcador semántico de la divinidad significa “diosa Inana”. Con el tiempo la escritura cuneiforme fue complicándose, pues tanto los logogramas como los fonogramas presentan polifonía, o sea, diversas lecturas y significados; por eso los escribas confeccionaron otros signos para indicar la pronunciación y el sentido de los múltiples signos ya existentes en sumerio.

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