Francesc Ramis Darder
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Los
reinos de Israel y de Judá sufrieron, a menudo, las consecuencias de los
continuos enfrentamientos entre las potencias mesopotámicas y el país del Nilo.
El Imperio asirio fue especialmente duro con los pequeños estados de Palestina.
El reino de Israel padeció primero el acoso de Teglatfalasar III (745-727 a.C.)
quien conquistó las regiones septentrionales y deportó a sus habitantes para
asentarlos en tierras asirias (2Re 15,29). Más tarde Sargón II (722-705 a.C.)
destruyó Samaría, se anexionó el reino del Norte (722 a.C.) y deportó a los habitantes
de Israel a lejanas regiones del Imperio asirio: Jalaj, junto al Jabor, río de
Gozán, y en las ciudades de Media (722 a.C.) (2Re 17,5-6). El ataque de
Teglatfalasar y la posterior conquista de Sargón pusieron fin al Reino del
Norte, Israel (2Re 15,27-31).
El
reino de Judá también soportó el envite de Asiria. Los pequeños
estados de Oriente Medio (Judá, Israel, Siria, etc.) estaban sometidos a la
arbitrariedad asiria. Algunos reinos minúsculos decidieron rebelarse contra Asiria
y formaron una coalición en la que el monarca judaíta, Ajaz (735-727 a.C.), se
negó a participar. Entonces los reyes de Israel, Pécaj (736-730 a.C.), y de
Siria, Rasín (740-732 a.C.), atacaron al rey de Judá para obligarle a
integrarse en la alianza contra Asiria. La guerra emprendida por Siria e Israel
contra Judá se denomina guerra Siro-efrainita. El
rey de Judá, aterrorizado ante la embestida de los dos reyes vecinos, pidió
ayuda a Teglatfalasar III, emperador asirio (745-727 a.C.).
El rey asirio protegió a Ajaz de los ataques
de Siria e Israel. El emperador conquistó Damasco, capital de Siria, y deportó
a sus habitantes a Guir, en Asiria, y ejecutó a su rey, Rasín; corría el año
732 a.C. (2Re 16,9). Teglatfalasar, como acabamos de mentar, también atacó
Israel anexionándose las regiones norteñas y deportando su población a Asiria
(2Re 15,29). La confusión se apropió de
los israelitas y Oseas, hijo de Elá, conspiró contra Pécaj, lo mató y le
sucedió en el trono de Israel (2Re 15,30) (731 a.C.). Salmanasar V (727-722 a.C.), sucesor de
Teglatfalasar III, atacó al rey de Israel, Oseas; el monarca no tuvo más
remedio que ceder al envite y hacerse vasallo del rey de Asiria pagándole un
fuerte tributo.
Más tarde Oseas dejó de pagar el impuesto y
recabó el auxilio de So, rey de Egipto, para zafarse de la tiranía asiria. Sin
embargo Salmanasar le descubrió, le hizo prisionero y le metió en la cárcel
(2Re 17,1-4); y, como decíamos antes, el rey asirio, Salmanasar V o su hijo
Sargon II (722-705 a.C.), conquistó Samaría con lo que Israel desapareció de la
historia y quedó anexionado al Imperio asirio (722 a.C.) (2R 17,5-6).
El auxilio asirio salvó, efectivamente, a Judá
de las garras de Rasín y Pécaj, pero la ayuda no fue gratuita (2R 16,8.18). El
emperador asirio sometió a Ajaz al pago de un tributo de guerra: el monarca
judaíta tomó la plata y el oro que había en el Templo del Señor y en el Palacio
real y lo remitió al soberano asirio (2Re 16,8-9).
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