Francesc Ramis Darder
bibliayoriente.blogspot.com
El mensaje de I-II Crónicas constituye el
fruto maduro de la reflexión teológica emprendida por la comunidad hebrea de Jerusalén. Según la
opinión de muchos comentaristas, la redacción de I-II Crónicas se inició en los
últimos lustros del período persa y fue terminada en los primeros
decenios de la época helenística (siglo III a.C.).
El redactor de I-II Crónicas tuvo a mano fuentes
orales y escritas bien establecidas. Sin embargo, la intención del autor no se limitó
a la función de un recopilador; sino que recogió tradiciones existentes y añadió otras de su propia cosecha para escribir unos libros que proponen a la comunidad hebrea la búsqueda constante del Señor.
El
contenido de I-II Crónicas recuerda la antigua historia de Israel, la memoria de David, la preeminencia de la tribu de
Judá, la importancia del sacerdocio levítico, la sacralidad del Templo (el Arca
y la liturgia), la centralidad de Jerusalén, la observancia de la Ley, y la contemplación
del pueblo como una entidad compacta: Israel. Por si fuere poco, la pluma
del autor propone una pauta de conversión para que los hebreos puedan recorrer la senda que conduce al conocimiento de la voluntad del Señor; así, la conversión se manifiesta en la decisión de observar los mandamientos del Señor siempre y en todo lugar.
El autor establece que sólo la “búsqueda de Dios” hace
posible que toda persona lleve una vida santa y comprometida con la trasformación positiva de la sociedad; gozando por eso de concordia, vida interior, tranquilidad, paz, vivencia de los mandamientos y, sobre todo, que disfrute de la seguridad que procede del inquebrantable auxilio con que el Señor protege al ser humano.
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