Francesc Ramis Darder
bibliayoriente.blogspot.com
Esta mañana, a las 11.50, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, el Santo Padre Francisco ha recibido en audiencia a los participantes en el Congreso Internacional de Estudios organizado por el Comité Pontificio de Ciencias Históricas, con motivo del V Centenario de la Reforma luterana (1517-2017) sobre el tema: Lutero 500 años despuès. Una relectura de la Reforma luterana en su contexto histórico eclesial que ha tenido lugar en Roma del 29 al 31 de marzo de 2017.
Publicamos a continuación el saludo que el Papa ha dirigido a los participantes en el curso de la audiencia:
Queridos hermanos:
Señores y señoras:
Os recibo con placer y os saludo cordialmente. Agradezco al Padre Bernard Ardura las palabras, con las cuales ha resumido el significado de este congreso sobre Lutero y su reforma.
Confieso que el primer sentimiento que experimento frente a esta loable iniciativa del Comité Pontificio de Ciencias Históricas es un sentimiento de gratitud a Dios, acompañado de un cierto asombro ante la idea de que no hace mucho tiempo un congreso de este tipo habría sido del todo impensable. Hablar de Lutero, protestantes y católicos juntos, por iniciativa de un organismo de la Santa Sede: realmente sentimos, de primera mano, los frutos del Espíritu Santo, que supera todas las barreras y transforma los conflictos en oportunidades para el crecimiento en la comunión. Del conflicto a la comunión es, efectivamente, el título del documento de la Comisión Luterana-Católica romana, en vista de la conmemoración común del quinto centenario de la Reforma de Lutero.
Me alegré al saber que esta conmemoración ha ofrecido a los estudiosos de diversas instituciones la oportunidad de observar juntos aquellos hechos. Los análisis serios sobre la figura de Lutero y su crítica contra la Iglesia de su tiempo y del papado contribuyen indudablemente a superar ese clima de desconfianza mutua y de rivalidad que durante demasiado tiempo caracterizó en el pasado las relaciones entre católicos y protestantes. El estudio cuidadoso y riguroso, libre de prejuicios y polémicas ideológicas, permite a las Iglesias, hoy en diálogo, discernir y asumir aquello que de positivo y legítimo había en la Reforma, y distanciarse de los errores, las exageraciones y los fracasos, reconociendo la pecados que llevaron a la división.
Todos somos conscientes de que el pasado no se puede cambiar. Sin embargo, hoy, después de cincuenta años de diálogo ecuménico entre católicos y protestantes, es posible hacer una purificación de la memoria, que no consiste en realizar una corrección inactuable de lo que ocurrió hace quinientos años, sino en "contar esta historia de una manera diferente" (COMISIÓN LUTERANA-CATÓLICA ROMANA PARA LA UNIDAD, Del conflicto a la comunión, 17 de junio, 2013, 16), sin rastro alguno de aquel rencor por las heridas ocasionadas que distorsiona la visión que tenemos los unos de los otros. Hoy, como cristianos, todos estamos llamados a liberarnos de los prejuicios hacia la fe que otros profesan con un acento y un lenguaje diferente, a intercambiarnos mutuamente el perdón por los pecados cometidos por nuestros padres y a invocar juntos de Dios el don de la reconciliación y de la unidad.
Mientras acompaño con la oración vuestro valioso trabajo de investigación histórica, invoco sobre todos vosotros la bendición de Dios Todopoderoso y Misericordioso. Y os pido , por favor, que recéis por mí. ¡Que Dios nos bendiga a todos!.Gracias
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