miércoles, 18 de noviembre de 2015

¿CUÁL ES LA ESPIRITUALIDAD DEL EVANGELIO DE LUCAS?


                                             Francesc Ramis Darder


La razón nos mueve a buscar la verdad pero quien realmente la encuentra es el corazón. El evangelio necesita ser comprendido y vivido desde la fe. La actitud de Fe es  la que nos permite experimentar a Jesús como el Señor que actúa en nuestra vida desde la misericordia, y nos permite conocerle a través de la plegaria constante.


    Los evangelios están poblados de personajes que son ejemplos para la comprensión de la salvación que Jesús nos otorga. En el Evangelio de Lucas podríamos hablar de muchos de esos  personajes, pero nos fijaremos solamente en dos, especialmente significativos: Teófilo y María.


a. Teófilo.


    La palabra "Teófilo" es un nombre griego que significa "amigo de Dios". Nuestro autor nos lo situa al inicio de su evangelio (1, 1-4) y, en el comienzo del libro de los Hechos (1, 1-5). De ese modo y bajo el aspecto literario, la obra de Lucas aparece como una larga carta que el autor remite a su compañero Teófilo.


    Además de su implicación literaria, el nombre "Teófilo", adquiere también una fuerte connotación religiosa. Para comprender el evangelio es necesaria la actitud interior de desear ser "amigo de Dios". Recordemos que "ser amigo de Dios" no es otra cosa sino seguir a Jesús cargando la cruz de cada día. El Evangelio no se estudia  sólo para conocer mejor a Jesús, se profundiza en el Evangelio para seguirlo mejor. Sólo desde el seguimiento radical de Jesús puede conocerse el verdadero rostro de Cristo. La "amistad" es la forma más privilegiada del amor, porque es aquella relación que brota de la libertad.


    Tengamos eso muy presente: El evangelio de Jesús no es nada si no significa el todo en la vida. El estudio del evangelio que no implica una vida de oración y una constante práctica de la misericordia llevando la cruz cotidiana; se convierte en un aprendizaje de "datos" sobre Jesús que, a la larga, vacían nuestra vida de la auténtica existencia a la que está llamada.


b. María.


    Los relatos de la infancia de Jesús (1, 5 - 2, 52) colocan ante nuestra mirada el rostro de numerosas personas: María, Zacarías, Isabel, José, Simeón, Ana. En ellos se encana ejemplarmente la fe y la esperanza de Israel y la redención de Jerusalén  (2, 25.38). Ellos esperaban con pasión la llegada del verdadero Mesías libertador de su pueblo. De todos estos personajes el más importante es, sin duda, María.  Así como "Teófilo" es el símbolo de la necesaria amistad con Dios; María es el ejemplo de la humildad y de la pobreza necesaria para captar el sentido profundo del Evangelio.


    Una de las oraciones más bellas del NT es el "Magnificat" (1, 46-55). Son muchos los elementos que podríamos destacar de este cántico, pero nos fijaremos en dos frases de María:

  
    - (1, 48): " ... porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava ".

    - (1, 52): " ... a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos ".


    La primera frase destaca la actitud de la humildad y la segunda insiste en la pobreza. Sin una clara opción por los pobres y sin una existencia humilde, no es posible el seguimiento de Jesús.


    Cuando hablamos de "humildad" tenemos, a veces, una idea distorsionada de lo que significa. Pensamos, a menudo, que ser humilde consiste en recorrer la vida teniéndonos en poca cosa, o considerándonos continuamente como inferiores a los demás. Eso es una actitud paralizante que nos impide crecer en humanidad, porque perdemos la vida comparándonos con los demás. No es verdad que seamos "nada", la verdad es que somos "hijos de Dios".


    ¿ Qué es verdaderamente ser humilde ?. El término "humildad" es  una voz que se origina en la lengua latina "Humus, humilis" y significa tierra. Humilde es aquella persona que esta sobre la tierra, que "está con los pies en el suelo". Es decir; es humilde aquel que sabe mirarse  a sí mismo, a los demás y a las cosas, como realmente son; y no como le gustaría a él que fueran. Humilde es aquel que mirándose a si mismo no tiene miedo de su persona y, sabe discernir que es aquello de lo cual ha de convertirse y que es aquello en lo que debe aceptarse.


    Sólo la verdadera humildad permite el desapego de las riquezas y la determinante opción por los pobres. Aquel que no es humilde, para poder vivir tiene necesidad de apegarse a muchas cosas, y esas cosas hacen difícil la opción por el Reino de los Cielos.



    Esos dos personajes, María y Teófilo nos han sintetizado las virtudes imprescindibles para vivir el evangelio: la amistad con Dios, la humildad y la opción por los pobres. Sin esas tres actitudes el evangelio deja de ser "Buena Nueva" y se convierte en una obra más de las que se editaron en el siglo I referida a un destacado personaje histórico. Vamos a acercarnos a la lectura del evangelio de Lucas con los ojos de la fe y con la confianza de ser miembros de la Iglesia. Sólamente eso podrá suscitar en nosotros la humildad y el espíritu de plegaria, imprescindibles, para comprender nuestro relato como "Buena Nueva".




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