miércoles, 9 de septiembre de 2015

¿QUÉ SIGNIFICA TENER FE?

                                                                     Francesc Ramis Darder



Cuando Jesús predicaba por las comarcas de Palestina, la situación social era difícil. El despotismo de Poncio Pilato oprimía a la población sin medida. Los descendientes del rey Herodes vivían en la opulencia mientras los habitantes del país sufrían la pobreza. Las malas cosechas y algún terremoto sumían la región en la miseria. La situación era tan adversa que los israelitas imploraban de Dios la llegada del Mesías. Según la tradición del Antiguo Testamento, el Mesías era el personaje enviado por Dios que pondría remedio a las penurias que entenebrecían el país.

    Ahora bien, el Mesías que suspiraba la gente no era el Mesías prometido en la Antigua Alianza. El Mesías que deseaba el pueblo tenía tres características claras. La gente quería un Mesías poderoso que, encabezando un ejército, expulsase a los romanos de Palestina. El pueblo deseaba un Mesías poseedor de una gran riqueza, capaz de resolver con la fuerza del dinero todos los problemas. Los israelitas esperaban un Mesías de apariencia deslumbrante; un Mesías orgulloso que dejase a la gente aturdida de espanto.

    Cuando el apóstol Pedro empezó a seguir a Jesús, tenía la misma idea del Mesías que el resto del pueblo. Embebido en la religiosidad popular, querría un Mesías poderoso, opulento y de aspecto deslumbrante. Un Mesías que, llegado del cielo, resolvería los males del mundo, sin que el ser humano tuviera que esforzarse lo más mínimo para edificar un mundo mejor. Como señalaba la carta de Santiago, Pedro “tenía una fe sin obras”; tan solo tenía una creencia en un falso Mesías que le permitía dar la espalda a la miseria del prójimo; desentendiéndose del compromiso que implica la fe, tenía, como dice Santiago, una fe muerta.

    Cuando Jesús percibe la ignorancia de Pedro, se acerca para explicarle de qué manera Él es el Mesías esperado. Como insinúa el evangelio que hemos leído, Jesús diría a Pedro: “Mira, yo soy el Mesías; pero no soy un Mesías como tú deseas: poderoso, opulento y deslumbrante.” Afinando lo que explica el Antiguo Testamento, Jesús dice a Pedro: “Yo soy el Mesías, pero lo soy con las características del Hijo del Hombre.” Notemos la importancia de la expresión: Jesús es el Mesías, pero lo es a la manera del Hijo del Hombre. ¿Qué quiere decir la locución Hijo del Hombre?

   Jesús no es un Mesías que se caracterice por el poder, sino por la actitud de servicio; dirá en el evangelio: “Yo no he venido a ser servido, sino a servir a los demás y entregar la vida por todos.” Jesús no es un Mesías que destaque por la riqueza, sino por la capacidad de compartir; el apóstol Pablo citaba un dicho de Jesús que recalcaba la decisión de compartir, decía: “Hay más alegría en dar que en recibir.” Jesús no es un Mesías de apariencia deslumbrante; nace en la humildad de la cueva de Belén y muere en el oprobio de la cruz. He aquí lo que es el Hijo del Hombre: el Hijo del Hombre es el Mesías que edifica un mundo nuevo; pero no lo hace con los criterios que el mundo descreído espera, sino con los criterios de la Biblia: la capacidad de servir, el ansia por compartir y la práctica de la humildad.

    Cuando el apóstol Pedro entienda que seguir el Evangelio no quiere decir solo creer en la existencia de una mano poderosa, sino que implica servir, compartir y ser humilde, comenzará a tener, como dice la carta de Santiago, una fe viva; una fe que siembra en el mundo la buena semilla del Reino de Dios que el Espíritu hace fructificar en el quehacer diario.


    Como todos sabemos, la fuerza humana no basta para vivir el Evangelio; para vivir el Evangelio necesitamos la fuerza que Dios nos da. En la Eucaristía, presencia de Dios entre nosotros, pidamos al Señor la gracia de una fe viva, una fe que transforme nuestra vida en presencia salvadora de Cristo entre la humanidad sedienta de paz y de concordia.            

1 comentario:

Edocas dijo...

Estimado Francesc, Con su permiso. Me he encontrado con su blog y me ha gustado mucho su publicación: "¿Que dice el segundo Isaías? la leí de corrido, y le agradezco sinceramente, pues ha inspirado mi fe.
Por lo cual, leí otro blog suyo "¿Que significa tener Fe?" y me encantó la presentación, que usted hace, del Señor Jesús como Hijo del Hombre, llamado a servir, compartir y ha practicar la humildad, lo cual constituye una Fe viva.
Solo permítame una pregunta:¿Que significa ser y vivir humildemente, según La Palabra?

Muy agradecido.
Eduardo
Santiago, Chile