Francesc Ramis Darder
E.
Estévez López, Mediadoras de sanación, encuentros entre Jesús y las
mujeres, Madrid: Comillas- S. Pablo 2008, 375 p.
Elisa Estévez López es profesora titular del Departamento de
Sagrada Escritura e Historia de la Iglesia de la Universidad Pontificia
Comillas (Madrid). El libro que reseñamos está enmarcado en la línea que
caracteriza la obra investigadora de la autora: el deseo de emprender una
reconstrucción de los orígenes del cristianismo que recoja el papel relevante
que desempeñaron las mujeres, sin descuidar por eso el interés por recuperar el
sentido original de los textos bíblicos tratando de situar su significado en el
horizonte de creencias, valores y comportamientos que caracterizaron el
entramado social del Mediterráneo antiguo.
El interés teológico hacia las peculiaridades de la condición
femenina entronca con la investigación actual (Schüssler Fiorenza, Wainwright)
y el análisis sociológico de las culturas mediterráneas del siglo I puede
situarse en el marco investigativo propuesto por B. Malina, entre otros
autores. Desde ambos horizontes hermenéuticos, Estévez presenta un estudio,
erudito y profundo, sobre el papel de cuatro mujeres que fueron curadas por
Jesús, como relatan los evangelios sinópticos. No obstante, la autora no se
limita a un simple comentario de los textos evangélicos, sino que los aborda
desde una perspectiva muy novedosa y que, a nuestro entender, supone una
aportación significativa a los estudios bíblicos sobre la relevancia teológica
de la mujer en el cristianismo primitivo.
A menudo, como señala la autora, la exégesis de los milagros
inherentes a la sanación de mujeres se
limita a la consideración de la mujer desde el simple papel de “sujeto
doliente” que, de una manera pasiva, recibe y acepta el don de la curación. Los
comentaristas, en general, subraya la autora, no conceden a la mujer ningún
papel en el proceso que culmina con la curación y desdeñan, en líneas
generales, la influencia que el papel de la mujer curada pudo significar en el
talante de la predicación de Jesús y en la perspectiva teológica de la
comunidad cristiana primitiva. El objetivo de la monografía que ofrece Estevez
radica en recuperar la función de las mujeres curadas por Jesús no sólo como
sujetos dolientes, sino que buscando a través de las palabras y gestos de las
mujeres, tal como los presenta la tradición sinóptica, la autora discierne cuál
ha sido la contribución personal de la mujer que ha desembocado en la
recuperación de la salud, a la vez que destaca cómo el encuentro sanador con
Jesús capacita a la mujer para desempeñar, a su vez, el papel de sanadora,
muestra como la intervención de Jesús confiere a la mujer una misión esencial
en la comunidad cristiana y en el advenimiento del Reino de Dios.
Con la intención de alcanzar su objetivo, la autora dedica los
tres primeros capítulos a la conformación de un modelo teórico que permita la
comprensión teológica y en clave de género de la sanación de la mujer, tal como
figura en la tradición sinóptica. La autora no constriñe la investigación al
uso de un solo método, sino que valiéndose de distintos enfoques (retórico,
simbólico, contextual) penetra, como señala ella misma, entre las “rendijas”
del texto. De ese modo, discierne a través de los relatos, la impronta
teológica de la mujer curada, tantas veces oculta por la pluma de los varones
que redactaron los evangelios y por los intereses de la comunidad focalizados,
aunque fuera oblicuamente, hacia la relevancia del varón.
A la vez que conforma un modelo teórico, también se adentra en
el marco social desde el que la medicina antigua interpretaba la naturaleza del
cuerpo de la mujer; la referencia a numerosos autores clásicos (Plutarco,
Josefo, Cicerón, Aristóteles, Séneca, Aristófanes, Filón, Jenofonte,
Hipócrates) y a la tradición bíblica, permiten que la autora pueda situar el
horizonte interpretativo del cuerpo de la mujer y su identidad femenina en las
categorías antropológicas del siglo I.
Asentado el modelo interpretativo, la monografía se adentra en el
análisis de cuatro perícopas. La primera, “el poder de una mujer creyente (Mc
5,24b-34)”, refiere la sanación de la mujer que padece flujo de sangre; en lugar
de ceñirse, como hace habitualmente la exégesis, al papel pasivo y temeroso de
la mujer, la autora recalca la confianza que la mujer curada deposita en Jesús
hasta convertirse, de este modo, en paradigma teológico de la comunidad
marcana, la comunidad que encuentra su fundamento en la vinculación existencial
con el Dios del que procede toda vida. La segunda, “de sanada a discípula: la
suegra de Pedro (Mt 8,14-15)” está enmarcada en el conjunto de milagros-relatos
de vocación (Mt 8-9); la mujer que se puso a servir (diakoneo), subraya,
especialmente en la tradición mateana (Pedro), el servicio de la mujer como
expresión de su asentimiento a la vocación recibida y a la tarea ministerial
asumida.
La tercera, “el derecho a participar de los frutos de la basileia: la
cananea (Mt 15,21-28)”, recalca el papel precursor de la mujer en la misión a
los gentiles, a la vez que enfatiza el papel de la mujer durante el ministerio
de Jesús, pues, superando el horizonte de las “ovejas perdidas de la Casa de
Israel”, el mensaje salvador resuena entre los paganos. La cuarta, “de
encorvada a vivirse erguida (Lc 13,10-17)”, analiza un pasaje hasta ahora poco
estudiado; la mujer, sostiene la autora, no circunscribe su presencia a la de
un sujeto pasivo en el seno de una discusión sobre la importancia del sábado,
sino que muestra su papel central al convertirse en el personaje encargado de
proclamar la “gloria de Dios”; de ese modo, la mujer sanada, se convierte en
paradigma de buen discípulo y en modelo de conducta para la comunidad
cristiana.
A lo largo del ensayo, la autora se detiene en el análisis
teológico, médico y semántico de numerosos términos (splagnitzomai,
tzerapeio, nosos); alude, brevemente, a la historia de la
investigación de las cuatro perícopas comentadas, a la vez que valora,
sucintamente, la bibliografía disponible sobre cada una de las perícopas. La
obra concluye con el índice de siglas y un elenco bibliográfico amplio.
A nuestro entender, el ensayo constituye una aportación muy
significativa sobre el estudio del papel de la mujer en el cristianismo
primitivo. El método investigativo permite ahondar en aspectos hasta ahora
descuidados por la exégesis, pues subraya el papel activo de la mujer curada
por Jesús desde tres perspectivas: en primer lugar destaca la influencia de la
mujer curada en la misma predicación de Jesús; en segundo lugar, recalca, el
papel decisivo de la mujer por cuanto concierne a la extensión del Reino de
Dios; en tercer término, enfatiza el papel esencial de la mujer en el desarrollo
del cristianismo primitivo. El ensayo constituye, como hemos dicho, una
aportación importante y muy bien escrita, al estudio del papel de la mujer en
los albores de la Iglesia.