miércoles, 31 de julio de 2013

EL EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO

                                                                                         Francesc Ramis Darder

    La Biblia es importante por el mensaje que comunica y por la forma en que lo presenta. Por eso es necesario conocer el género literario y la estructura de cada libro.

    El Evangelio según s.Mateo revela el contenido central de nuestra fe. ¡Jesús, el Señor, ha resucitado!; así dice el relato: “.Jesús el crucificado; no está aquí, ha resucitado” (Mt 28, 6). Además, la estructura del Evangelio, “la forma en que está escrito”, evidencia dos enseñanzas: 1ª El Antiguo Testamento halla la plenitud el Nuevo Testamento. 2ª El cristianismo no es una teoría, sino la vivencia del mensaje de Jesús. Veámoslo.

    La mentalidad hebrea consideraba los cinco libros del Pentateuco como la parte más importante de la Biblia; los libros son: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. Los judíos denominaban al Pentateuco “la Ley”. El evangelio según s. Mateo está dividido en cinco discursos de Jesús: Sermón de la Montaña (5-7), Discurso de Misión (10), Sermón de las Parábolas (13), Discurso Eclesial (18), y Sermón del Final de los Tiempos (24-25). Así como el Pentateuco, dividido en cinco libros, constituía “la antigua  Ley” del pueblo judío; el Evangelio, estructurado en cinco discursos de Jesús, conforma “la Nueva Ley” del cristiano.

    El espacio que queda entre cada dos discursos de Jesús, describe una actividad del Señor o de los apóstoles: los milagros (8-9), predicación de la Palabra y rechazo por parte de los oyentes (11-12), esfuerzo por compartir la vida y los bienes (14-17), acogida de los débiles y decisión para llegar a Jerusalén (19-23). Notemos la alternancia; Jesús proclama el Sermón de la Montaña (5-7), y después lo pone por obra curando enfermos (8-9). De ese modo, Jesús explica primero la “teoría” e inmediatamente la pone en “práctica”. O sea que el mensaje evangélico que se predica debe vivirse en la realidad cotidiana.

    Jesús lleva a plenitud las esperanzas del Antiguo Testamento. El Evangelio no se lee sólo para conocer a Jesús mejor, sino para seguirlo mejor; pues sólo la decisión de seguir a Jesús engendra en nuestra vida la verdadera amistad con el Señor.

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