Francesc Ramis Darder
Introducción. Nos reunimos como grupo y antes de acercarnos al texto bíblico preparamos nuestro interior con una breve plegaria: “Habla Señor que tu Siervo escucha” (1 Sam 3, 10). Le pedimos a Dios que abra nuestros corazones para entender su Palabra y trasformar con ella nuestra vida.
1º Paso: Lectura atenta del texto (lectio). Alguien lee el texto en voz alta y después todos, durante cinco minutos, leen en silencio. Intentamos ver qué dice el texto, comprendiendo bien todas las palabras y ayudándonos con las notas de la Biblia. Compartimos en el grupo las dudas de comprensión que hayamos tenido.
2º Paso: Nos dejamos interpelar por el texto (meditatio). Alguien del grupo lee el texto en voz alta y después, durante diez minutos, todos lo leen en silencio. Cada uno se hace esta pregunta: ¿qué me dice el texto? para ver qué comunica la Palabra a nuestra situación personal, comunitaria, social ... .Después ponemos en común, con sencillez, aquello que la Palabra de Dios nos ha comunicado.
3º Paso: La Palabra nos exige una respuesta (oratio-actio). Proclamamos la Palabra en voz alta y después, durante cinco minutos, cada una lee personalmente. Intentamos discernir qué respondemos a nuestra vida desde la Palabra que hemos escuchado. Observamos como la Palabra de Dios nos exige convertir algún aspecto de nuestra existencia. Compartimos con los hermanos el compromiso a que nos lleva la Palabra.
Conclusión. El encuentro termina con una oración conocida por todos (Padrenuestro, Salmo). En esta plegaria pedimos a Dios la fuerza necesaria para llevar a término el compromiso que nos ha exigido la lectura atenta de la Palabra de Dios.
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