Francesc Ramis Darder
Solemos
tener una imagen distorsionada del profeta; pensamos que se dedica a adivinar
el futuro, pero un profeta no actúa de ese modo. Profeta es aquel que con lo
que piensa dice y hace, muestra a quienes le ven que Dios es santo y exige la
santidad. Los profetas especifican de manera práctica cómo hay que ser santo
como Dios es santo en momentos concretos de la Historia.
Amós predicó su mensaje en el siglo VIII
aC. en la ciudad de Samaría en una época de miseria nacida de la injusticia.
Isaías pregonó su mensaje en Jerusalén aturdida por el miedo y atenazada por la
idolatría. Su mensaje podría sistematizarse así: Ser santo como Dios es santo
(cf Lv 19, 2) significa en el siglo VIII aC. y en Samaría luchar por la
justicia; y, en Jerusalén implica abandonar la futilidad de los ídolos para
sentirse acogidos en las buenas manos de Dios.
Los Libros proféticos, desde la perspectiva
catequética, se dividen en dos grupos atendiendo a la extensión de la obra.
Profetas Mayores: Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel. Profetas Menores: Oseas,
Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías,
Malaquías, y Baruc.
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