Francesc Ramis Darder
De la misma manera que
los “Talaiots” representan los asentamientos emblemáticos de la cultura mallorquina antigua, los “Tels” constituyen el prototipo de
asentamiento de la civilización israelita antigua. ¿Qué es un Tel?
Los israelitas
edificaban una aldea rodeándola de una muralla. Cuando la aldea era
atacada, si sus habitantes no resistían el asedio, era conquistada y
destruida. Al cabo de un tiempo, otros pobladores acudían a habitar
la aldea devastada, y para eso “aplanaban” las ruinas de la
población demolida y edificaban sobre sus restos otra aldea
protegiéndola con otro muro. Cuando la nueva villa era atacada y
destruida se repetía el mismo proceso: pasados unos años la
ocupaban otros habitantes que “aplanaban” las ruinas y levantaban
otra aldea. Y así sucesivamente.
La edificación de
una aldea sobre los vestigios de la anterior provocaba que la nueva
estuviera más elevada; y, con los años, el pueblo aparecía
bastante elevado respecto del nivel del suelo. Llegaba un día en el
que, por circunstancias diversas, la aldea era abandonada
definitivamente; entonces toda la construcción iba recubriéndose de
tierra portada por el viento, y cuando había suficiente tierra
crecía la vegetación. De ese modo el conjunto de aldeas edificadas
una sobre otra adquiría la imagen de una colina; y esa colina
artificial se denomina “Tel”. La excavación de los “Tels”
aporta información útil para la comprensión de la Biblia. Veamos
un ejemplo.
David es un personaje
central en la Biblia; pero con la excepción del AT no había ningún
documento que atestiguara la existencia de la dinastía davídica. La
ausencia de documentos hizo que algunos comentaristas pusieron en
duda e incluso negaran la misma existencia de David. Pero ahí
intervino la arqueología. Al norte de Israel se asienta la ciudad de
Dan, y junto a ella se levanta un Tel ciclópeo llamado Tel-Dan. En
él se descubrió en 1993 una lápida donde consta la expresión
“Casa de David” como término para referirse a la monarquía de
Judá a finales del siglo IX aC, y así quedaron zanjadas las dudas
sobre la existencia de David y su dinastía.
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