Francesc Ramis Darder
La Escritura recuerda que Dios es un “misterio”. El significado que damos a
la palabra misterio no es el mismo que tenía en los inicios de la era
cristiana. Actualmente, un “misterio” refiere algo difícil de entender, pero
antiguamente la palabra “misterio” significaba el ámbito donde la persona encuentra
la salvación. Por este motivo, los primeros cristianos decían que Dios era un
“misterio”; Dios era el ámbito donde el ser humano encontraba la salvación.
¿Cómo se manifiesta la salvación
de Dios? La Biblia revela que Dios se muestra como Padre, cuando crea el universo
y da vida al hombre (Gn 1,1-24). Dios también se revela como Hijo, cuando, encarnado
en la persona de Cristo, sufrió la pasión por redimirnos y abrirnos las puertas
del Reino de Dios (Mt 26,1-28,20). Finalmente, Dios se manifiesta como Espíritu
Santo, cuando impulsa a los apóstoles a predicar con valentía el evangelio el día
de Pentecostés (Ac 2,1-41). Notemos que el único Dios se revela de tres maneras;
como Padre que da la vida, como Hijo que sufre por nosotros, y como Espíritu
Santo nos impulsa a proclamar el evangelio. Cuando san Juan contempla que Dios
da la vida, sufre por nosotros y nos empuja a vivir la fe, proclama que “Dios
es amor”.
¿Quién es el Espíritu Santo? El Espíritu
Santo es la presencia del Dios del amor en nosotros que nos impulsa a vivir el evangelio
en la sociedad que habitamos. El evangelio se vive cuando damos, con nuestra
forma de vivir, testimonio del amor de Dios por la humanidad; y también cuando
proclamamos de palabra nuestras convicciones cristianas. Pidamos al Espíritu
Santo que nos infunda la valentía para ser testigos de la misericordia de Dios
entre la humanidad tan necesitada de consuelo y esperanza.
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