domingo, 16 de junio de 2019

TEOLOGÍA DE LOS SALMOS



                                                                       Francesc Ramis Darder
                                                                       biblioriente




Olga Nicolau-Balasch, Poesia hebrea antiga, forma i sentit. Lectures del llibre dels Salms, ed. Centre de Pastoral Litúrgica, Barcelona 2018, I-XVI + 660 pp. ISBN 978-84-9165-171-0.

La obra recensionada constituye la tesis doctoral defendida por la autora en la Facultat de Teologia de Catalunya (2017). Entre las páginas de la Introducción (pp. 1-12), señala los valores y los límites con que la investigación han buceado en la poesía sálmica: paralelismo, métrica, colonometría, y estructuralismo. Apreciando las aportaciones, percibe la limitación en su enfoque ajeno a la tradición hebrea. De ahí que proponga una nueva pista, centrada en la sugerencia del Talmud sobre los soferim: “Por eso eran conocidos los antiguos escribas/contadores (soferim), eran los que contaban (soferim) todas las letras que figuran en la Torah” (Qid 30ª). Evocando la tarea de los soferim como contadores, el estudio se adentra en el libro de los Salmos mediante el recuento de letras. Como base del estudio, recoge un solo manuscrito, B 19a (H. Bardtke ed. Biblia Hebraica Stuttrgartensia, Liber Psalmorum).

    La Primera Parte del estudio, “Cuando los Números aportaban sentido” (pp. 13-96), revisa la importancia de la numerología para vehicular el sentido teológico de los textos nacidos en Mesopotamia, Grecia e Israel. La cultura mesopotámica no se limitó a contemplar los números en el aspecto de cifras, también les confirió, a veces, un valor teológico; a modo de ejemplo, el perímetro de la muralla de Dür-Sarrukin, la fortaleza edificada por Sargón II, alcanza los 16280 codos, número que corresponde al valor numérico del título “Sargón”, de ese modo, aflora la metáfora de que el mismo Sargón (16280) es el protector de la urbe (16280). Los pitagóricos hablan de la tetraktis, referida a la divinidad bajo la figura de triángulo, el número sagrado y completo para representar el universo (1+2+3+4=10); el pitagórico Filoao, sentencia que solo puede ser narrado aquello que puede ser contado numéricamente. Al decir de la autora, si el pensamiento mesopotámico y heleno desvela el sentido teológico bajo la perspectiva numérica, también podría entreverse en la tarea de los soferim sobre el texto bíblico. Atendiendo a al criterio de quienes consideran el uso de la gematría durante la etapa de redacción de la Escritura (Gandz, Devoran, Scholem), la autora utiliza el más simple de los métodos gemátricos (Mispar Hekhrehi), que confiere valor numérico a las letras del alefato, para la interpretación del Salterio. Con intención de argumentar la eficacia de la gematría, ofrece relevantes ejemplos (Nm 1; 16; censo: 2Sam 24, 1Cr 21). Constatada la precisión, insiste en que el método gemátrico es del todo ajeno al estilo de la filosofía cabalística; es un método, utilizado por los soferim, que confiere estructura al texto y permite avizorar el sentido teológico profundo.

    La Segunda Parte, “Los Predecesores” (pp. 97-262), estudia la aportación de tres autores que desde la gematría han ahondado en el texto bíblico. Desde la perspectiva académica procedente de la crítica numerológica, Casper C. Labuschagne (pp. 97-154), parte de tres principios, a saber: los masoretas procedían al recuento de versículos, palabras, y letras; el método gemátrico estuvo en uso durante el período bíblico; y que la raíz spr puede entenderse como “contar numéricamente”, “narrar”, y “escribir”. Aun valorando la investigación, entiende que el planteamiento se aleja de la óptica de los soferim. Desde la óptica judía, Jacob Bazak (pp. 155-198), fundamenta el estudio del Salterio sobre la detección de centros aritméticos, números simbólicos, apreciación de frases y palabras en la isometría del poema. La perspectiva judía permite una mayor hondura en el análisis gemátrico del Salterio; aun así, la autora discrepa de la valoración numérica conferida a ciertas palabras, extraídos de textos distintos del Salterio (ex. twb = 17). Desde el horizonte monástico, Ramon Ribera-Mariné (pp. 199-261), inspirándose en las aportaciones de Westermann y Enciso, y atento a la perspectiva de los soferim, establece la estructura del Salterio desde las indicaciones ofrecidas por los títulos: Sal 1-2; 3-32; 33 y 34-41; 42-72; 73-89; 90-92; 93-100; 101-110; 111-112.113-118; 119; 120-134; 135-137; 138-145; 146-150. No se limita a esbozar la estructura, ahonda en el sentido teológico. La perspectiva de los soferim evocaría, desde la nomenclatura actual, la lógica borrosa o calidoscópica; pero, como es obvio, la investigación de Ribera-Mariné constituye, como remarca la autora, un trabajo pionero y original para el estudio del Salterio.

     La Tercera Parte, “Buscando nuevos ejemplos” (pp. 263-594), desarrolla la triple perspectiva, descrita en la Segunda Parte (académica, judía, monástica), para apreciar nuevos ejemplos que atesten la tarea de los soferim. Atenta a la presentación mencionada, elige cuatro palabras clave para captar la teología del Salterio, en consonancia con la perspectiva de los soferim, a saber: feliz (`shr), David (dwd), bendito (brwk), y Sión (tsywn).

    A continuación, procede al estudio de treinta salmos que contienen las tres primeras palabras; por razones metodológicas, solo tiene en cuenta la última, Sion (tsywn), cuando coincide en el texto con una de las otras. Los salmos estudiados son: Sl 1; 2; 18; 28; 31; 32; 33; 34; 40; 41; 65; 66; 68; 78; 84; 89; 94; 106; 112; 118; 119; 122; 124; 127; 128, 132; 136; 137; 144, 146. La autora sitúa el texto hebreo del salmo en la página derecha, y en la izquierda el comentario. En el texto hebreo subraya el número de palabras, la distribución de los cuatro términos elegidos, y el centro aritmético, entre otros motivos; a lo largo del comentario, extrae, desde dos perspectivas concomitantes, el sentido teológico que destila el salmo. La primera se centra, atenta a la visión de los soferim, en el estudio de frases paralelas, palabras situadas isoméricamente, términos clave, relaciones literarias, y centros significativos, entre otros aspectos; la segunda recoge el comentario personal de la autora para de cada uno de los salmos con el apoyo de obras clásicas (Freuer, Hengstenberg, Dilitzch, Brigg, Gunkel, Ravasi, Alonso, Carniti, Hossfeld, Zengler, Vesco, Labuschagne). De ese modo, el estudio no se constriñe, ni mucho menos, a la perspectiva numérica, sino que, anclado en la tradición de los soferim, ahonda, con gran profundidad, en el sentido teológico de los salmos elegidos permitiendo al lector captar la espiritualidad del Salterio.

    Finalmente, figura una breve conclusión (pp. 595-602), un extenso elenco bibliográfico (pp. 603-624), y el índice de autores, citas bíblicas e índice general (pp. 625-660); las primeras páginas contienen las abreviaturas de libros y revistas (xiii-xvi).

    En síntesis; a lo largo del estudio, la autora atestigua la solvencia del método de los soferim para delinear la estructura y, sobre todo, el sentido teológico de los treinta salmos estudiados; así certifica que la exégesis puede, superando la perspectiva del análisis literario y adoptando la perspectiva numérica, ahondar en la comprensión del teológica del Salterio. A nuestro criterio, la valía del estudio reposa sobre tres pilares principales. El primero consiste en su vinculación con la tradición de los soferim, tan descuidada por la exégesis, no solo como “contadores materiales de palabras”, sino como quienes, valiéndose de los números, cincelan la teología sálmica. El segundo radica en el anclaje del planteamiento en el seno de la tradición académica, judía, y monástica (Labuschagne, Bazk, Ribera); de ahí que el comentario no se agote en la perspectiva literaria o numerológica, sino que aborde la perspectiva teológica. El tercero estriba, por una parte, en el planteamiento panorámico que emprende la autora (Mesopotamia, Grecia, Israel), junto a los numerosos ejemplos que ofrece para desvelar el valor de la gematría; y, por otra, en la adecuada elección de las cuatro palabras clave para el estudio del Salterio, además de la profundidad teológica que destila el análisis de treinta salmos. Conviene reseñar también la amplitud de la bibliografía aducida y la meticulosidad de las notas a pie de página. En definitiva, el estudio constituye una aportación señera y una valiosa llave, heredada de la tarea de los soferim, para la comprensión de la estructura y la teología del libro de los Salmos.

Francesc Ramis Darder
Universitat de les Illes Balears
c/Sant Bernat 1
07001 Palma de Mallorca
Illes Balears                         

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