miércoles, 4 de septiembre de 2019

ECOLOGÍA BÍBLICA VII




                                                                            Francesc Ramis Darder
                                                                            bibliayoriente.blogspot.com




Lealtad, Justicia, Derecho

Cuando Dios comenzó a crear, “la tierra era caos y confusión” (Gn 1,2). Los términos “caos y confusión” describen la identidad de los ídolos que atenazan al hombre: el afán de poder, el ansía de poseer, la pasión por dominar, y la superficialidad en las relaciones humanas. Dios decidió crear el cosmos para convertirlo en la “casa común del hombre y los demás vivientes”. El ámbito donde gozar del sábado, eco de harmonía y fraternidad. El Señor descansó de su tarea cuando confió al hombre la custodia del mundo creado (Gn 1,29-30).

   Sin embargo la idolatría, alegoría de la injusticia, anidó en el alma humana hasta poner en peligro el mundo que Dios había tejido con amor. Cuando el profeta Jeremías veía la impiedad de Jerusalén decía: “La tierra es caos y confusión, los cielos han perdido su luz” (Jr 4,23-26); pues la injusticia enfangaba al hombre en la oscuridad previa a la creación.

    Jeremías no limitó a llorar por la sociedad deshecha. En nombre de Dios, mostró al ser humano, culpable del desastre, los sillares para edificar un mundo feliz: “Quien quiera construir que ponga en práctica la lealtad, la justicia y el derecho” (Jr 9,23); solo así el cosmos, nacido de las manos de Dios, podrá reflejar la gloria del Señor.

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