Francesc Ramis Darder
bibiayoriente.blogspot.com
El proceso cultural que
fue gestándose durante los períodos de El-Obeid, Uruk y Jemdet Nasr, sin
desdeñar las aportaciones de la cultura
de Samarra, generó la civilización sumeria en el sur de Mesopotamia. Con el
paso del tiempo la civilización sumeria, ascendiendo por el curso del Éufrates
y del Tigris, alcanzará toda Mesopotamia, adoptando variaciones locales, hasta llegar
a las zonas colindantes (Siria), e inspirar fenómenos culturales en la meseta
irania, como la escritura proto-elamita sobre tablillas y la elaboración de
sellos y esculturas. Los mercaderes ampliaron las huellas de la civilización
sumeria a través de las rutas comerciales; de ahí provienen seguramente los
sellos, amuletos, cerámica, y tablillas encontrados en Anatolia, Siria
septentrional, Fenicia o Palestina. La civilización sumeria también influyó
sobre la egipcia durante el período pre-dinástico; influencia debida,
probablemente, a la presencia de comerciantes sumerios en tierra del Nilo.
Testigos del influjo sumerio en Egipto aparecen en el mango del “Puñal de Jebel
El-Araq”, donde un varón separa dos leones que luchan entre sí; la “Paleta de
Narmer”, con dibujos de animales entrelazados por el cuello; los sellos de
Naqada; o los amuletos elaborados en Egipto que rememoran figuras sumerias.
La
originalidad de los sumerios, artífices de la primera civilización oriental y
hablantes de una lengua sin parentesco fonético conocido, suscitó la pregunta
por su origen, tema que conocen los investigadores como la “Cuestión Sumeria”. Respecto
del origen de los sumerios, la historiografía destaca dos hipótesis. La primera
sostiene que los sumerios conformaban un pueblo que penetró en Mesopotamia
desde el noreste hasta establecerse en la zona meridional durante el período de
Uruk. Sin duda, el cambio en el aspecto de la cerámica entre el período de
El-Obeid y Uruk, como hemos observado, junto a la aparición escrita de la
lengua sumeria durante la etapa de Jemdet Nasr, parecen alentar la propuesta,
pues el cambio cerámico y la irrupción de una lengua sugieren la llegada de
extranjeros a la región durante el período de Uruk. Ahora bien, como hemos
expuesto, la arqueología atestigua una continuidad en el estilo y lugar donde
se levantaron los templos, desde la etapa de El-Obeid hasta Jemdet Nasr. La
perspectiva de la continuidad de los templos permite afinar la cuestión de la
diversidad de la cerámica y la irrupción de la lengua. La sustitución de la
cerámica de El-Obeid por la de Uruk no fue abrupta, sino muy lenta. De ahí que
el pueblo asentado en la etapa de El-Obeid pudiera desarrollar pausadamente las
técnicas que desembocaron en la cerámica de Uruk; por tanto la diferencia
cerámica no expresa una ruptura cultural, sino una evolución cultural. También
debemos distinguir entre lengua hablada y escrita; es cierto que las tablillas que
reflejan la lengua sumeria aparecen, por primera vez en la etapa de Jemdet Nasr,
pero eso no significa que la lengua no fuera hablada con anterioridad y que
solo más tarde se pusiera por escrito.
La segunda hipótesis afirma la presencia de
la población que dará origen a los sumerios en Mesopotamia meridional desde antes
del inicio del período de El-Obeid. La prueba esencial estriba en la
continuidad cultural entre los períodos de El-Obeid, Uruk, y Jemdet Nasr,
expresada, como también hemos expuesto, en la superposición de los templos
edificados en el mismo lugar y con estilo parejo. Al decir de los estudiosos,
las comunidades que se asentaron en Mesopotamia meridional y que más tarde
engendraron la civilización sumeria llegaron desde el noreste, y absorbieron o
se asimilaron a una población ya existente, llamada por los expertos
“protoeufrática” (Lansberger) o “protoirania” (Kramer).
Aunque continúe el
debate sobre la “Cuestión Sumeria”, podemos inclinarnos por la segunda
hipótesis; pues, considerando la superposición de los templos en el mismo lugar
y con estructura pareja, cabe sugerir la llegada de una comunidad humana,
procedente del noreste, a la región meridional de Mesopotamia que, tras
desplazar o superponerse a otros pueblos, fue gestando el embrión definitivo de
la civilización sumeria durante el arco temporal que media entre El-Obeid, Uruk
y Jemdet Nasr. Dicho de otro modo; aunque sus ancestros remotos entraron en la
región mesopotámica desde el noreste, la identidad de los sumerios se fraguó en
la Baja Mesopotamia y se manifestó en las culturas de El-Obeid, Uruk y Jemdet
Nasr.
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