sábado, 27 de octubre de 2018

CAÍDA DEL IMPERIO PERSA



                                                                      Francesc Ramis Darder
                                                                      bibliayoriente.blogspot.com




Los últimos años de Artajerjes II (405 -359 a.C.) contemplaron el estallido de intrigas palaciegas por la sucesión del soberano; tres de sus hijos murieron en conspiraciones cortesanas, mientras otro, Oco, tramó la muerte de su padre para sucederle en el trono y convertirse en Artajerjes III (359-338 a.C.).

 Deseoso de recuperar la prestancia persa, el nuevo rey emprendió la reconquista de Egipto. Comenzó haciéndose con Fenicia, avanzadilla egipcia en la región sirio-palestina; destruyó su capital, Sidón (345 a.C.), acabó con su rey, Tenes, y deportó parte de la población a Babilonia y Susa. A continuación, conquistó Egipto (343 a.C.).[1] Ahora bien, el interés por las prebendes nacidas de la posesión de Egipto sembró la división en la corte aqueménida. Bagoas, dirigente de palacio, hizo asesinar a Artajerjes III y entronizó a Arses, el único hijo del rey que seguía vivo, como Artajerjes IV (338-336 a.C.).

 No obstante, el mismo Bagoas, atento a las prerrogativas que le ofrecía Artashata, pariente colateral de la familia aqueménida, acabó con Artajerjes IV, y propició la entronización del pariente conspirador, coronado como Darío III (336-330 a.C.); una vez asumido el trono, Darío acabó con la vida de Bagoas.

    Casi de inmediato, Darío tuvo que enfrentarse, como expondremos en el próximo capítulo, con un adversario dispuesto a conquistar el imperio, Alejandro Magno. Darío organizó la mejor estrategia para desbaratar los planes de Alejandro. Por una parte, la organización del ejército persa, conformado por un ejército central, ejércitos periféricos, y colonos llamados a la milicia, permitió al monarca reunir unas tropas formidables; por otra parte, el rey reforzó la defensa costera de Asia Menor y la región sirio-palestina, la ruta por la cruzaría Alejandro para adentrarse en territorio persa.

    Sin embargo, Alejandro se hizo con Asia Menor, tomó posesión de Egipto, y conquistó Tiro y Gaza, baluartes de Siria-palestina; a lo largo de tres batallas (Isos, Gránico, Arbela) conquistó la región occidental de imperio (334-331 a.C.); tras la conquista de Ecbatana, el general persa, Beso, acabó con la vida de Darío (330 a.C.). Durante doce años, Alejandro procedió a la conquista de la región oriental del Imperio, hasta alcanzar la India; la etapa aqueménida había terminado, comenzaba con Alejandro el período helenista


El sumerio fue convirtiéndose en lengua de eruditos, mientras los invasores amorreos adoptaban el acadio como lengua propia. La tradición sumeria que contemplaba al rey de Sumer y Acad como elegido  por el dios Enlil y consagrado en la ciudad de Nippur dejó paso a la figura del soberano entronizado por sus proezas militares. La situación continuó acreciendo la separación entre el templo, ámbito del sacerdocio, y el palacio, entorno del rey y la corte. El soberano, jefe militar y señor del territorio, administraba tierras que confiaba a familiares, nobles, siervos y colonos, además de controlar el comercio y la administración de justicia. Cuando el templo perdió el dominio sobre las tierras de labor, menguó su influencia sobre la economía para concentrarse en la liturgia, el cuidado de los menesterosos, y la conservación de la cultura mediante la inscripción y copia de tablillas.



[1] . Ascensión de Artajerjes III al trono: Plutarco, Artajerjes, 30; destrucción de Sidón y deportación: ABC 9; Diodoro Sículo 16.41-45.

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