Francesc Ramis Darder
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Los últimos años de
Artajerjes II (405 -359 a.C.) contemplaron el estallido de intrigas palaciegas
por la sucesión del soberano; tres de sus hijos murieron en conspiraciones
cortesanas, mientras otro, Oco, tramó la muerte de su padre para sucederle en
el trono y convertirse en Artajerjes III (359-338 a.C.).
Deseoso de recuperar
la prestancia persa, el nuevo rey emprendió la reconquista de Egipto. Comenzó
haciéndose con Fenicia, avanzadilla egipcia en la región sirio-palestina;
destruyó su capital, Sidón (345 a.C.), acabó con su rey, Tenes, y deportó parte
de la población a Babilonia y Susa. A continuación, conquistó Egipto (343
a.C.).[1] Ahora
bien, el interés por las prebendes nacidas de la posesión de Egipto sembró la
división en la corte aqueménida. Bagoas, dirigente de palacio, hizo asesinar a
Artajerjes III y entronizó a Arses, el único hijo del rey que seguía vivo, como
Artajerjes IV (338-336 a.C.).
No obstante, el mismo Bagoas, atento a las
prerrogativas que le ofrecía Artashata, pariente colateral de la familia
aqueménida, acabó con Artajerjes IV, y propició la entronización del pariente
conspirador, coronado como Darío III (336-330 a.C.); una vez asumido el trono,
Darío acabó con la vida de Bagoas.
Casi de inmediato, Darío tuvo que
enfrentarse, como expondremos en el próximo capítulo, con un adversario
dispuesto a conquistar el imperio, Alejandro Magno. Darío organizó la mejor
estrategia para desbaratar los planes de Alejandro. Por una parte, la
organización del ejército persa, conformado por un ejército central, ejércitos
periféricos, y colonos llamados a la milicia, permitió al monarca reunir unas tropas
formidables; por otra parte, el rey reforzó la defensa costera de Asia Menor y
la región sirio-palestina, la ruta por la cruzaría Alejandro para adentrarse en
territorio persa.
Sin embargo, Alejandro se hizo con Asia Menor, tomó posesión
de Egipto, y conquistó Tiro y Gaza, baluartes de Siria-palestina; a lo largo de
tres batallas (Isos, Gránico, Arbela) conquistó la región occidental de imperio
(334-331 a.C.); tras la conquista de Ecbatana, el general persa, Beso, acabó
con la vida de Darío (330 a.C.). Durante doce años, Alejandro procedió a la
conquista de la región oriental del Imperio, hasta alcanzar la India; la etapa
aqueménida había terminado, comenzaba con Alejandro el período helenista
El sumerio fue
convirtiéndose en lengua de eruditos, mientras los invasores amorreos adoptaban
el acadio como lengua propia. La tradición sumeria que contemplaba al rey de
Sumer y Acad como elegido por el dios
Enlil y consagrado en la ciudad de Nippur dejó paso a la figura del soberano
entronizado por sus proezas militares. La situación continuó acreciendo la
separación entre el templo, ámbito del sacerdocio, y el palacio, entorno del
rey y la corte. El soberano, jefe militar y señor del territorio, administraba
tierras que confiaba a familiares, nobles, siervos y colonos, además de
controlar el comercio y la administración de justicia. Cuando el templo perdió el
dominio sobre las tierras de labor, menguó su influencia sobre la economía para
concentrarse en la liturgia, el cuidado de los menesterosos, y la conservación de
la cultura mediante la inscripción y copia de tablillas.
[1]
. Ascensión de Artajerjes III al trono: Plutarco, Artajerjes, 30; destrucción
de Sidón y deportación: ABC 9; Diodoro Sículo 16.41-45.
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