Francesc Ramis Darder
bibliayoriente.blogspot.com
Todo era muy bueno
La primera página del
Génesis constituye la más profunda metáfora para describir el origen del
cosmos, de los vivientes, y del ser humano. Al atardecer de los cinco primeros
días de la creación, la Escritura señala la meditación divina: “Y vio Dios que
era bueno” (Gn 1,18). No obstante, el sexto día, cuando Dios ha culminado su
obra, la reflexión es más honda: “Vio Dios todo lo que había hecho, todo era
muy bueno” (Gn 1,31).
El cosmos, la “casa común del hombre y los
demás vivientes”, es muy bueno porque constituye el reflejo de la bondad divina.
La Biblia contiene un lenguaje preciso. Si contamos las veces que aparece la
palabra Dios en el relato de la Creación, veremos que son 35. El número 35 es
el producto de 5 por 7. Desde la óptica metafórica, el 5 alude al Pentateuco, los
cinco primeros libros de la Biblia donde figuran los Mandamientos; mientras el
7 constituye una referencia a la totalidad de la creación. Así pues, todo el
cosmos (7) creado por Dios reposa por entero en la armonía que confiere la
fidelidad a los mandamientos divinos (5). La tarea del ser humano consiste en
conducir el cosmos por la senda de la armonía para que la creación pueda
reflejar la bondad del Señor.
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