Francesc Ramis Darder
bibliayoriente.blogspot.com
Albertz, Historia de
La percepción de Judá como un “país vacío”
durante el tiempo del exilio es una visión recurrente en la intelección
teológica de
Aunque
El azote babilónico,
las deportaciones, y el acoso de los pueblos vecinos depauperaron el territorio
judaíta; aún así, las tropas de Nabucodonosor no abandonaron Judá a la deriva.
Las medidas tomadas por Nabuzardán para repartir entre la gente pobre del país
las tierras expoliadas a quienes habían sido deportados (2Re 25,12; Jr 30,10),
prueba el interés babilónico para restablecer cuanto antes las condiciones para
impulsar el desarrollo del extinto reino. Los campesinos, antaño oprimidos por
terratenientes, pudieron disfrutar, bajo el dominio babilónico, de cierta
prosperidad, pues dejaron de estar sometidos a la arbitrariedad de la nobleza.
Los babilonios no establecieron una administración regida por extranjeros, por
eso los supervivientes de Judá pudieron gozar de una administración propia
aunque limitada y subordinada al control caldeo (Lm 5,12.14). Ahora bien, la
pujanza de Judá no borró de la mente del pueblo los estragos del envite
babilónico. Las lágrimas que atravoesam el libro de las Lamentaciones enlutan el quebranto de Sión y revelan el estado
ruinoso de sus puertas (Lam 1,4; 2,22; 3,47).
A pesar de la dureza
con que sentencia el destino de Judá,
La profecía de Jeremías
detalla el número de deportados, cuatro mil seiscientos (Jr 52,30). Ciertamente
esta cantidad no puede corresponder a toda la población de Judá, se refiere,
con toda seguridad, a las clases nobles, los artesanos, los escribas y los
sacerdotes que podían tener alguna relevancia administrativa y docente para el
gobierno babilónico. Debemos añadir que expresiones como “todas las casas” (2Re
25,8), “toda Jerusalén” (2Re 24,14) y “todo el pueblo” (2Re 25,26) no indican la
“totalidad numérica”, aluden a “lo más importante”. En este sentido, fueron las
casas más ricas las que fueron destruidas, los ciudadanos más relevantes
quienes fueron desterrados, y fue la porción del pueblo más cercana a Ismael y
a Juan la que halló refugio en Egipto. La locución “así fue deportado Judá
lejos de su tierra” (2Re 25,21; Jr 52,27) tampoco indica que la totalidad de la
población abandonara el país, sino que sólo lo hizo el estrato social más
destacado.
A tenor
de todo lo dicho, la descripción de Judá como la tierra yerma tras la sacudida
babilónica no constituye una explicación sociológica de la realidad, sino la expresión teológica que describe el estado del
país alejado de la benevolencia divina.
La obra
Cronista subraya aún con mayor virulencia que la tierra quedará desierta y en
ruinas durante setenta años (2Cr 36,21 cf. Jr 25,11). No obstante, como cabe
deducir de
-----------------------------------------
Los datos arqueológicos revelan la existencia
de un entramado social apto para el desarrollo de la actividad económica y
capaz de la expresión cultural y religiosa. La perspectiva teológica, propia de
[1] . Jr 25,11; 44,22; 2Cr 36,21;
2Re 25,12: campesinos iletrados; Ez 5,3-4: unos pocos supervivientes.
[2] . Ezequiel denuncia la
idolatría (Ez 33,25-26) y preconiza la extinción de la comunidad (Ez 33,27).
No hay comentarios:
Publicar un comentario