Francesc Ramis Darder
bibliayoriente.blogspot.com
Lealtad, Justicia,
Derecho
Cuando Dios comenzó a
crear, “la tierra era caos y confusión” (Gn 1,2). Los términos “caos y
confusión” describen la identidad de los ídolos que atenazan al hombre: el afán
de poder, el ansía de poseer, la pasión por dominar, y la superficialidad en
las relaciones humanas. Dios decidió crear el cosmos para convertirlo en la “casa
común del hombre y los demás vivientes”. El ámbito donde gozar del sábado, eco
de harmonía y fraternidad. El Señor descansó de su tarea cuando confió al hombre
la custodia del mundo creado (Gn 1,29-30).
Sin embargo la idolatría, alegoría de la
injusticia, anidó en el alma humana hasta poner en peligro el mundo que Dios
había tejido con amor. Cuando el profeta Jeremías veía la impiedad de Jerusalén
decía: “La tierra es caos y confusión, los cielos han perdido su luz” (Jr
4,23-26); pues la injusticia enfangaba al hombre en la oscuridad previa a la
creación.
Jeremías
no limitó a llorar por la sociedad deshecha. En nombre de Dios, mostró al ser
humano, culpable del desastre, los sillares para edificar un mundo feliz:
“Quien quiera construir que ponga en práctica la lealtad, la justicia y el
derecho” (Jr 9,23); solo así el cosmos, nacido de las manos de Dios, podrá
reflejar la gloria del Señor.
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