Francesc Ramis Darder
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Corría el año 1921
cuando Weld-Blundell, mecenas del arte, compró un prisma (20 alto x 9 ancho
cm.) que contenía en cada una de sus cuatro caras dos columnas, escritas en
sumerio, con la lista de las dinastías de varias ciudades mesopotámicas y la
duración del reinado de los monarcas; el elenco ha venido a llamarse “Lista
Real sumeria”. El origen de la Lista hundía sus raíces en la tradición oral,
hasta que fue puesta por escrito en tiempos de Utu-Hergal (2123-2113 a.C.); el
prisma de Weld-Blundell constituye una copia elaborada en Larsa hacia el 1800
a.C. Como dijimos, Utu-Hergal había expulsado a los qutu y deseaba erguirse
como único soberano sobre el territorio sumerio. El rey auspició la composición
de la Lista, anclada en la tradición oral y enhebrada con la mitología, para
establecer que tanto él como la ciudad de Uruk, sede de su corona, eran los
herederos legítimos del lagado sumerio.
El comienzo de la Lista sentencia: “Después
que la realeza descendiera del cielo, se asentó en Eridu”; así establece el
origen divino de la monarquía y señala la primera morada de los reyes en Eridu.
A continuación, determina la identidad de los primeros monarcas de Eridu: Alulim
(reinó 28800 años) y Alangar (36000 años). Cuando cayó Eridu, la realeza fue
llevada a Bad-Tibira donde gobernaron tres reyes de duración fabulosa. Al
hundirse Bad-Tibira la monarquía fue llevada a Larak, donde reinó
En-sipa-zi-ana (28000 años). Cuando desapareció Larak, la casa real pasó a la
ciudad de Sippar y después a Shurrupak; después gobernaron ocho reyes sobre
cinco ciudades, el último fue Ziusudra. La duración fantástica de cada reinado es
la metáfora con que los sumerios subrayan el origen divino de la monarquía;
mientras el desplazamiento de la realeza por distintas ciudades refleja que el
territorio sumerio estuvo sometido a la autoridad de la urbe más relevante.
Como
señala la Lista, un Diluvio se precipitó sobre la tierra y acabó con la
civilización. Aunque la mención del Diluvio case bien con los continuos
desbordamientos fluviales que arrasaban la región, constituye la metáfora de acontecimientos
históricos que alteraron el dominio sumerio sobre las ciudades. Mesopotamia estuvo
sufrió incontables invasiones y guerras civiles entre los principados que asolaron
la región; la Lista esconde, bajo la metáfora del Diluvio, la devastación causada
por las invasiones o los conflictos civiles.
Como establece la Lista “cuando el Diluvio
hubo terminado, la realeza descendió otra vez del cielo y se estableció en
Kish”; es decir, cuando cesó la devastación, causada por invasiones o
conflictos civiles, la monarquía, asentada en el cielo, floreció en Kish,
ciudad que dominó Sumeria. Veintitrés reyes (Jushur […] Agga) gobernaron
durante períodos fabulosos (entre 1200 y 140 años); matices en el prisma
inclinan a los comentaristas a percibir veinticuatro reyes. Al decir de la
Lista, “llegó un momento en que Kish fue derrotada y la realeza pasó a la
ciudad de Uruk”; doce reyes gobernaron desde Uruk (Mesk-ki-ang-gasher […]
Lugal-Kitun). Más adelente, “Uruk fue derrotado y la realeza pasó a Ur”; cuatro
reyes gobernaron en Ur (Mesanepeda […] Balulu). Después “Ur fue derrotada y la
realeza pasó a Awan”, donde gobernaron tres reyes. Entonces, prosigue la Lista,
“Awan fue derrotada y la realeza pasó a Kish”, donde ciñeron la corona ocho
reyes. Cuando “Kish fue derrotado, la realeza pasó a Hamazi, con un rey,
Hadanisk. Prosigue la Lista, “Hamazi fue derrotada y la realeza pasó a Uruk”,
tres reyes. Al ser vencida Hamazi, la realeza quedó trasferida a Uruk, tres
reyes; de Urun pasó a Ur, tres reyes; de Ur pasó a Adad, tres reyes; de Adad a
Mari, seis reyes; de Mari a Kisk, un rey. Como establece la Lista, “Kish fue
derrotada y la realeza pasó a Akshak”; después volvió a Kish; a continuación, a
Uruk, regida por Lugarzagesi; acto seguido, advino la etapa acadia (Sargón […]
Shar-kali-sharri). Continua la Lista, “cuando Agadé fue derrotada, la realeza
pasó a Uruk”; después, aconteció la etapa de los qutu, hasta que Utu-Hergal los
expulsó e inauguró su dinastía. Ampliaciones posteriores de la Lista, mencionan
los reyes de Ur e Isín.
Acabada la descripción de la Lista,
proceden varias observaciones. Aunque despunten reinados de duración fantástica,
desde el sexto rey de Uruk figuran algunas cifras más razonables (entre treinta
y seis, y seis años); el aura mitológica cede paso al ámbito histórico. Al
principio, la realeza descendía del cielo, eco del aura divina de los reyes,
pero más adelante pasa de Kish a Uruk, signo de la dimensión terrenal que
adquiere la monarquía. Los reyes de Kish fueron veinticuatro (23) y los de Uruk
doce. Los sumerios contaban en base doce, el número de falanges de la mano. El
número veinticuatro señala las falanges de ambas manos, e indica, por eso, un
gobierno perfecto, de aura divina, pues la realeza de Kish descendía del cielo.
El número doce alude a la mitad de las falanges, señala una realeza plena desde
la vertiente humana, pues los reyes de Uruk no procedían del cielo, se habían
impuesto desde Kish.
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