miércoles, 12 de diciembre de 2012

¿QUÉ SIMBOLIZA LA ESTRELLA DE BELÉN?


                                                                                                                       Francesc Ramis Darder
                      
    El Señor liberó a Israel de la esclavitud de Egipto y le concedió la Tierra Prometida. Marchando hacia Palestina el pueblo de Dios cruzó el país de Moab, situado en la actual Jordania. El rey de Moab, aterrado ante Israel, envió emisarios a la ribera del Eufrates para que contrataran al profeta Balaán para de que maldijera a los israelitas; y, de ese modo, el monarca pudiera vencer al pueblo elegido en el campo de batalla.

    Balaán, antes de aceptar el encargo, consultó al Señor; y Dios le habló en dos ocasiones. Una durante la noche. La otra de forma curiosa; cuando Balaán iba hacia Moab montado en su burra, el ángel del Señor le cerró el paso. Balaán, irritado, golpeó al animal, pero la burra, volviéndose, le habló recriminándole los golpes. Balaán, impresionado, descendió de su cabalgadura y veneró al Señor. Dios advirtió a Balaán que no maldijera a los israelitas puesto que eran un pueblo bendito.

    Al llegar al país de Moab, Balaán comunicó al rey la orden del Señor; pero el soberano se empeñó en que maldijera a Israel. El rey hizo subir a Balaán sobre tres montes, Bamot-Baal, Pisga y Peor, incitándole a maldecir a los israelitas; pero Balaán en lugar de maldecir los bendijo. Y además proclamó una profecía referida al pueblo israelita: “Lo veo, pero no por ahora; lo contemplo, pero no de cerca: una estrella sale de Jacob” (Nm 24,17).

    Los cristianos percibimos en el Nuevo Testamento el cumplimiento de las promesas de la Antigua Alianza. Al narrar la adoración de Jesús por parte de los magos, el evangelio de Mateo hace hincapié en la presencia de la estrella que les guía (Mt 2,2.7.9.10). La estrella anunciada por Balaán, la percibe san Mateo en la estrella que conduce a los magos hasta Jesús; pero la estrella no es sólo una señal indicativa, tiene aún un valor más profundo. Según el evangelio de Juan, Jesús es la Palabra de Dios encarnada (Ju 1,14), y, a la vez la luz que nos ilumina: “la Palabra era la luz verdadera, que con su venida al mundo ilumina a todo hombre” (Ju 1,9).

   Aunando el significado de la estrella que presentan los evangelios de Mateo y Juan, percibimos un doble valor en la estrella de Belén. Por una parte, la luz de la estrella conduce a los magos al lugar donde encontrarán a Jesús, una casa humilde de Belén (Mt 2,11); pero también es símbolo del mismo Jesús, la luz que ilumina tantas veces las tinieblas que oscurecen el cielo de nuestra vida (Ju 1,9).

   Cuando contemplemos la estrella de Belén, percibamos a través de la luz que irradia la misma luz de Jesús que siempre ilumina y oriente nuestra vida hacia la vivencia de la bondad y la misericordia.

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