martes, 29 de enero de 2013

¿QUÉ ES LA CUARESMA?

                                                                                                         Francesc Ramis Darder

    La Cuaresma es el tiempo privilegiado de conversión, en que preparamos nuestra vida para encontrarnos con Cristo resucitado durante la Pascua. La conversión consiste en cambiar nuestro modo de vivir, dejándonos guiar por la luz del Evangelio.

     Jesús de Nazaret indica las tres actitudes que debemos transformar en nuestra vida. En lugar de pretender el poder, dedicar nuestro tiempo al servicio del prójimo; en vez de desear poseer cada vez más cosas, esforzarnos en compartir lo nuestro con los demás; y, en lugar de aparentar lo que no somos, intentar vivir humildemente.

     Durante la época de Cristo, las condiciones económicas y sociales eran penosas. Los judíos ansiaban la llegada del Mesías que pusiera fin a la opresión. La gente deseaba un Mesías con tres características: “poder”, “tener” y “aparentar”. Un Mesías poderoso para desbancar el poder de los romanos, rico para eliminar de un plumazo la pobreza, y de una espectacularidad deslumbrante.

    Jesús es el Mesías, pero en su predicación evita presentarse como un Mesías ávido de “poder”, “tener” y “aparentar”. Jesús matiza cuidadosamente su manera de actuar como Mesías.

    Cristo nos salva, pero no desde el “poder” sino desde el “servicio”: “El Hijo del Hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por todos” (Mt 20, 28).

     Jesús nos libera, pero no desde el “tener” sino desde el “compartir”: “Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres ... luego ven, y sígueme” (Mt 19, 21).

     El Señor no nos salva mediante la “apariencia deslumbrante” sino desde la “humildad” y el dolor de la cruz: “... y se humilló a si mismo, obedeciendo hasta la muerte y una muerte de cruz” (Flp 2, 8).

     La Cuaresma es tiempo de conversión. La ocasión de cambiar el ansia de poder en afán de servicio, el momento de trasformar la angustia de poseer en la alegría de compartir, y la oportunidad de recorrer la senda de la humildad por el camino de nuestra vida; y, todo eso para encontrarnos personalmente con Cristo resucitado la madrugada de Pascua. ¡Sólo el amor hace las cosas nuevas!

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